Negocios tradicionales
El drama de los negocios familiares sin reemplazo: "Dejé la cartera del colegio para venirme aquí"
Las hermanas Molina, dueñas de la ferretería más antigua de Madrid, buscan que la tradición ferretera perdure en el barrio de Fuente del Berro.
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En 1953, Teodoro Molina montó una ferretería en el barrio madrileño de Fuente del Berro. María, su hija mayor, empezó a trabajar con 12 años: "Dejé la cartera del colegio para venirme aquí".
Un mundo de tradición masculina en el que consiguieron hacerse un hueco a pesar de las dificultades por ser mujer. "Los hombres pensaban que como eras una mujer y estabas detrás de un mostrador, tenías que aguantar lo que te dijeran", asegura María.
Es la ferretería en activo más antigua de Madrid y al mando están las tres hermanas Molina, conocidas como las chicas de la ferretería. "Desde la época de mi madre o sea que ya esto es una institución en el barrio", comenta una clienta del barrio. Pepa recuerda haber atendido a padres, hijos y nietos. Solo le queda "conocer a los bisnietos".
Su atención familiar y métodos manuales son algunos de los encantos que hacen de la Ferretería Molina, la tienda perfecta para comprar desde unos clavos a un interruptor. Las marcas del mostrador les permiten medir la longitud de una cuerda y las cuentas, siempre a mano.
Llega el final del negocio familiar
Ahora las hermanas han puesto en venta su negocio familiar, ya que pretenden jubilarse y nadie de su familia se puede encargar. "Llega un momento en el que no aguantas el ritmo", lamenta Alicia. Una decisión que les ha llevado más de 7 años tomar y que por fin han decidido a dar el paso.
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Son conscientes de que el comprador puede querer deshacerse de la ferretería, aunque desearían que respetara la tienda tal y como está, por su encanto y “la esencia de lo que es una ferretería de toda la vida”.
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