Septiembre es tiempo de vendimia, y este año promete ser mejor que el anterior, tanto que España podría convertirse en el mayor productor mundial. El sector, lejos de sufrir la crisis, empuja con fuerza nuestra economía, ya que el país ha exportado vino por valor de 1.200 millones de euros, un 7% más que el del pasado año.
La variedad de nuestros vinos es tal que en algunas zonas la uva ya ha sido convertida en mosto mientras que en otras aún queda un mes para su cosecha.
Así, de la uva salen unos grandes vinos pero también unos grandes beneficios económicos. Se trata de un negocio que da de comer a cientos de miles de españoles. Es empleo fijo y también temporal. En la Ribera del Duero, por ejemplo, la contratación se dispara en tiempo de vendimia.
Además, el buen tiempo parece que traerá una cosecha abundante y de calidad, incluidas las uvas con las que saldrá el Albariño de las rías Baixas.
Se podría llegar a la cifra de los 45 millones de hectolitros, igualando o superando a Francia y a Italia en el ranking mundial de productores. Caldos españoles tan especiales como el vino volcánico de Lanzarote, donde se hace la vendimia más temprana de todo el hemisferio norte.
Y una vez arrancada la uva, ésta sigue generando riqueza gracias al enoturismo, un sector que crece al mismo ritmo que el prestigio de nuestros vinos.