Plantean una tasa a los depósitos, que podría aplicarse durante el fin de semana
Los ministros de Economía de la eurozona tratarán de llegar este viernes a un acuerdo sobre el rescate para Chipre, cuyo importe quieren limitar a un máximo de 10.000 millones de euros, en lugar de los 17.000 millones que reclamaba inicialmente el Gobierno de Nicosia --equivalentes al PIB total del país--.
El rescate de Chipre lleva bloqueado desde hace meses por las acusaciones contra la isla de blanquear dinero ruso y por el enfrentamiento entre los Estados miembros sobre cómo garantizar la sostenibilidad de la deuda. El Eurogrupo quiere limitarla al 100% del PIB en 2020, mientras que la petición inicial de rescate la hubiera elevado a alrededor del 150%.
Alemania y el Fondo Monetario Internacional (FMI) reclamaban obligar a los depositantes a asumir pérdidas, mientras que Francia, España, Italia y la Comisión rechazan esta medida alegando que podría provocar de nuevo un efecto contagio a los países más débiles, con retiradas masivas de depósitos.
La solución intermedia con la que trabaja el Eurogrupo es imponer una tasa extraordinaria a los depósitos, que en caso de acuerdo se aplicaría durante el fin de semana para impedir retiradas, según han explicado fuentes europeas. Incluso podría decretarse el cierre de los bancos chipriotas a principios de la semana que viene para cobrar el impuesto.
Sin embargo, todavía no se ha calibrado el importe de la tasa, ni a quién se aplicará. El Gobierno chipriota exige que se excluya a sus nacionales, pero no está claro si sólo se cobrará a depósitos extracomunitarios o también de otros Estados miembros, ni si estas opciones son siquiera compatibles con las reglas de la UE.
En todo caso, el FMI sigue insistiendo en que se apliquen quitas a los depositantes en bancos chipriotas y amenaza con no participar en el rescate si no se atienden sus exigencias. Y Alemania afirma que no habrá rescate si no está el FMI.
Además de la tasa, el Eurogrupo sopesa otras medidas para reducir el coste del rescate, en particular, acelerar un plan completo de privatizaciones. El nuevo presidente, el conservador Nicos Anastasiades, es mucho más receptivo que su antecesor comunista.
A cambio del rescate, el Eurogrupo obligará a Chipre a reducir la talla de su sector bancario hasta situarlo en la media de la UE. Además, el Gobierno de Nicosia ya ha aceptado la auditoría independiente que exige Bruselas para verificar si las entidades chipriotas aplican las normas contra el blanqueo de dinero.