Tope al gas
Europa se enreda en el tope al gas con lo peor del invierno cada vez más cerca
Los ministros de Energía siguen enfrentados por el posible tope al precio del gas. La última propuesta de la Comisión Europea ha conseguido poner en contra a todos, tanto a los que no quieren ningún tope, como a los que llevan tiempo pidiéndolo, como es el caso de España. La ministra Ribera lo tacha de “broma pesada” porque dice que es absolutamente inaplicable, ineficaz y que incluso generará el efecto contrario al deseado. La tensión entre capitales sigue aumentando mientras que el frío invierno está cada vez más cerca.
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Hace justo un año, las delegaciones de España y Portugal comenzaron a llamar la atención sobre los elevados precios que estaba sufriendo el mercado del gas. Poco caso les hicieron entonces. Pero la invasión rusa de Ucrania lo puso todo patas arriba y, de golpe, la crisis energética alcanzó a todos los rincones del continente.
Desde hace meses Europa debate cómo atajar los precios disparatados que vivimos. Todos comparten el diagnóstico, pero no los métodos sobre cómo afrontarlo. El hartazgo en algunas capitales es palpable, porque creen que llevamos demasiado tiempo perdido.
“Una gran mayoría de estados miembros vemos con gran preocupación lo lento que está reaccionando la Comisión a las peticiones del Consejo. Creemos que la propuesta que está sobre la mesa es una broma de mal gusto”, ha dicho la vicepresidenta Teresa Ribera a su llegada a Bruselas.
La ministra de Transición Ecológica se ha erigido como la voz más crítica, contundente y clara entre sus colegas europeos. Hasta el punto de que ha amenazado con vetar otros dos asuntos que están en discusión (las compras conjuntas de gas y la facilitación del despliegue de energías renovables) hasta que no se solucione el tope al gas.
Polémica propuesta para 'topar' el gas
La Comisión Europea ha sido siempre reacia a fijar un tope para el gas pero la presión de un bloque de 15 países, entre ellos España, ha llegado a un punto en el que no le ha quedado más remedio que plantearlo en un texto legislativo. El problema es que ese texto refleja sus pocas ganas de poner en marcha esta iniciativa, porque las condiciones que ha fijado para activar el tope son tan estrictas que resulta prácticamente imposible que sirva para bajar los precios.
El mecanismo se activaría de manera automática cuando el precio supere los 275 euros/megavatio durante dos semanas seguidas y si además hay una diferencia de más de 58 euros con el precio de referencia de gas natural licuado, durante 10 días hábiles. Esto significa que, ni siquiera se hubiera activado en los peores momentos del mes de agosto, cuando la UE vivió unos costes récord nunca antes vistos. Este ejemplo demuestra que la Comisión Europea ha elaborado un reglamento lo suficientemente descafeinado e inútil, como para contentar a los países que no quieren fijar un tope al gas.
El nivel de indignación entre algunas delegaciones es considerable y la respuesta de la ministra española ha sido muy clara: “la propuesta de la Comisión es absolutamente inaplicable, ineficaz y fuera del propósito y las demandas reiteradas por el Consejo. Es más, la propuesta puede generar el efecto contrario al deseado, podría incentivar un incremento de los precios”.
El único país que ha viajado a Bruselas con otra propuesta alternativa es Grecia, proponiendo que el tope se sitúe entre 150 y 200 euros/megavatio. El titular griego ha explicado que “estos parámetros serían mucho más realistas y ayudarían de verdad a reducir los precios”.
División entre bloques
Las discrepancias en el seno del Consejo se mantienen desde hace meses y los socios se dividen en dos bloques diferenciados. Por un lado, los que se niegan a aplicar medidas tan intervencionistas, -como Alemania, Países Bajos y algunos nórdicos-, porque temen que fijar un tope al precio del gas provoque una fuga de proveedores y, por tanto, riesgos en el suministro. Los alemanes llevan meses bloqueando un posible acuerdo.
En frente, una coalición de 15 países, entre los que está España, Francia, Italia, Grecia o Bélgica, que piden intervenir en el mercado y establecer un tope al gas como solución más urgente y efectiva. Hay estados que se fijan en el modelo ibérico como ejemplo de que medidas de este tipo pueden funcionar.
El ministro de energía de la República Checa, país que ostenta la presidencia de turno de la UE y que organiza el orden del día, asegura que está dispuesto a convocar todas las reuniones que sean necesarias para poder aunar posturas. Aunque el asunto seguramente tendrá que llegar a la mesa de los jefes de Estado y de gobierno en su cita de mediados de diciembre para desbloquearse al más alto nivel político.
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La tensión entre bloques sigue subiendo y el invierno está cada vez más cerca. Polonia ha advertido de la urgencia del tema recordando que en su país los termómetros alcanzan ya los 10 grados bajo cero.
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