Paro
Fijos discontinuos: la letra pequeña de los datos del paro
En noviembre se han firmado más contratos "temporales" que indefinidos. Es cierto que los indefinidos siguen creciendo, pero "3 de cada 10" son fijos-discontinuos: trabajadores que pueden pasar varios periodos del año sin trabajar, pero nunca figuran como parados.
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El Gobierno celebra los datos del paro mientras continúa la polémica por cómo se contabilizan los fijos discontinuos. Cada vez son más los centros de estudios que cuestionan las estadísticas del ministerio que dirige Yolanda Díaz para reflejar la realidad del mercado laboral.
En España, tres de cada diez contratos fijos que se firman son en la modalidad de 'fijos discontinuos'. En solo un año los trabajadores con este tipo de contrato se han multiplicado por seis. Los 'fijos discontinuos' han aumentado en un 525% en apenas 12 meses.
¿Qué es un fijo discontinuo?
El contrato fijo discontinuo es un tipo de contrato laboral indefinido, que tiene la particularidad de que el trabajo se desarrolla de forma intermitente en el tiempo. Es decir, existe una discontinuidad en el ejercicio del trabajo. No se trabaja todo el año. Mientras el empleado con contrato fijo discontinuo trabaje, lógicamente la empresa paga su salario y cotiza por él. Pero cuando ya no le necesita, la empresa le manda a casa y ya no paga su salario ni cotiza por el trabajador.
La empresa, además, no tiene que indemnizarle ya que sigue formando parte de su plantilla, es decir, no se extingue la relación laboral porque volverán a llamarle cuando le vuelvan a necesitar. Pero ¿qué pasa entonces durante los meses que ni cobra ni cotiza a la seguridad social? ¿Tiene derecho a paro durante este tiempo? La respuesta es que sí, pero siempre que haya cotizado al menos un año de forma continua.
Por qué están aumentando tanto los contratos indefinidos discontinuos
La modalidad de contrato indefinido discontinuo se estableció para frenar el abuso de los contratos temporales. El contrato temporal, a diferencia del fijo discontinuo, se extingue en el momento en el que la empresa deja de necesitar a ese trabajador y por tanto está obligada a indemnizarle. De igual modo, la empresa no tiene ninguna obligación de volver a llamarle cuando le haga falta porque ya no existe una relación laboral.
Un ejemplo clásico para explicar el contrato indefinido discontinuo son los profesores, que disfrutan de varios meses de vacaciones al año, al igual que los escolares. Estos docentes dejan de cobrar mientras no trabajan y hayan agotado sus vacaciones ordinarias -las conocidas como "vacaciones pagadas"-; el resto del tiempo, libran, pero ni cobran ni cotizan. Simplemente, volverán a su puesto de trabajo cuando el colegio les requiera.
El problema fundamental es que –tal y como demuestran los datos- muchos empresarios están abusando del contrato indefinido discontinuo, cuando esta es en realidad una modalidad pensada para trabajos que se desarrollan de forma intermitente pero estable: la empresa no necesita al empleado de forma continua durante todo el año, pero sí en periodos de tiempo recurrentes. Hablamos, por ejemplo, de camareros de chiringuitos, de profesores de esquí en estaciones de montaña, jornaleros en el campo, etc.
La denuncia de los centros de estudio
BBVA Research, el Círculo de Empresarios, EsadeEcPol, Funcas y el IEE se han alineado con FEDEA. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada ya denunció hace dos días la falta de transparencia en los datos del paro de octubre, que determinaron una inesperada caída del paro de 27.000 personas.
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Todos los centros de estudio coinciden en que la fotografía que hace el ministerio de Trabajo no refleja la realidad del mercado laboral. Porque cuando los fijos discontinuos están inactivos estos trabajadores no figuran como parados. Y es verdad que no lo son, pero tampoco aparece en ningún otro lugar que hay alrededor de medio millón de personas -según algunas estimaciones- que están sin trabajar queriendo hacerlo y que, algunos de ellos, además, están cobrando subsidio por desempleo.
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