Las compañías aseguradoras tienen que echar mano de detectives, que graban imágenes para cazar al defraudador. Con la crisis, estos engaños para cobrar los seguros están proliferando.
No son profesionales, actúan por pura necesidad económica. Por eso, en muchas ocasiones, los peritos se entrenan a fondo para intentar discernir un fuego provocado de uno fortuito. En un almacén de maderas, el propietario quemó la nave para cobrar el seguro.
En los últimos dos años, la crisis económica ha disparado un 30%, los fraudes a las aseguradoras. Los defraudadores alegaba amaxofobia, miedo a la conducción. O también un corredor que decía tener una hernia.
Ahora, los investigadores han detectado nuevos casos de fraude. El fraude sube, sin embargo, las cuantías económicas que se reclaman son cada vez más pequeñas.