Economía

Galicia pierde trabajadores del mar: "Yo voy a luchar por el oficio, por supuesto"

El sector pesquero afronta problemas de sobrecostes y falta de relevo generacional.

¿Por qué nadie quiere ser marinero?

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El sector del mar en Galicia arrastra problemas ya desde el pasado año 2024. A la mortandad de los bivalvos, la falta de cuotas en los cercos o el alto coste de carburantes para la flota de barcos se le suma también la falta de relevo generacional y detrabajadores en general.

Víctor Manuel Abal es natural de Sanxenxo y los oficios de su familia han estado siempre vinculados al mar. Estuvo muchos años en Mallorca, dedicándose a la hostelería (la coctelería en particular), aunque también se había dedicado al mar antes de su partida a las islas. "Pero hace cuatro años tuve una hija y decidimos volver a Sanxenxo a criarla aquí", cuenta. "Desde que llegué hace cuatro años nunca vi el sector tan mal", relata el marinero, que no sabe si la cosa puede ir todavía a peor. "Yo voy a luchar por el oficio, por

supuesto", pero también indica que, si tiene que dejarlo, se dedicará a la hostelería gracias a su experiencia en ella.

El kit de toda esta cuestión está en las cuotas de pesca para el cerco, que son escasas, según aprecia Sauro Martínez, patrón mayor de Sanxenxo. Los sobrecostes que tiene que soportar el sector por los precios de los carburantes y por mantener una flota parada hace que, entonces, al marinero se le pague menos, por lo que muchos abandonan la profesión y los más jóvenes no se plantean ya ingresar en este mundo. "Muchos inmigrantes son los que cogen estos trabajos del mar que los autóctonos no quieren", expresa el patrón.

Unos problemas que repercuten en el consumidor

Como resultado de lo anterior, a las lonjas llega más bien poco género, pero, llegue cuanto llegue, las placeras, placeros y vendedores de pescado que allí se acercan para recoger su materia prima se encuentran con lo mismo: precios altos. "Cambiamos el dinero porque lo cogemos caro, pero no le ponemos margen en el puesto para sacarles beneficio", explica una placera del mercado de abastos de Portonovo, "porque entonces no nos lo compra nadie".

Marga Casal tiene su puesto en la plaza de abastos de Sanxenxo, en el centro del pueblo. No abre su negocio desde finales de noviembre. "Voy todos los días a la lonja, pero siempre me encuentro precios altos y no puedo competir con esos precios", explica. De hecho, aunque pague por ese género, sabe que luego su comprador medio no lo va a pagar. "Y yo lo entiendo", añade.

Del mismo modo que Marga, son varios los placeros y placeras de puestos de pescadería en diversos mercados y plazas de abastos los que deciden cerrar al no poder competir con los altos precios. "El que más y el que menos, aquí muchos compradores se nos han ido hacia el producto congelado o el pescado de piscifactoría y el de supermercado", explica una placera en el mercado de Portonovo. Esta misma añade: "Aquí los que tenemos puesto ni nos planteamos poder tener un empleado, ¿cómo le pagamos con esta situación?".

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