La bolsa española ha cerrado con pérdidas por segundo día consecutivo, perjudicada por el empeoramiento del mercado de deuda ante el temor a que Grecia salga del euro y la debilidad de las economías europea y China. El Ibex-35 ha bajado un 0,79% y se ha situado en los 7.282,9 puntos.
Paralelamente, la prima de riesgo lograba amortiguar su ascenso en los últimos compases de la sesión. Tras despertar en los 482 puntos básicos, llegó a recuperar la cota de los 500 durante buena parte de la jornada, aunque ha cerrado por debajo, en 497 puntos básicos.
La mejoría en los mercados se ha producido tras conocerse que el Gobierno español mantiene negociaciones con representantes de la zona euro sobre las condiciones que implicaría la ayuda internacional que permitiría reducir los costes de su deuda soberana, aunque el Ejecutivo español no ha tomado aún la decisión final de solicitar el rescate.
Según tres fuentes distintas con conocimiento de la situación, que han precisado que no se ha concretado ninguna cifra, no se espera que se adopte decisión alguna antes del 12 de septiembre, fecha en la que el Constitucional alemán se pronunciará sobre la legalidad del pacto de disciplina fiscal europeo y del MEDE. Los contactos podrían intensificarse entre el 14 y 15 del próximo mes, coincidiendo con la reunión que mantendrán los ministros de Finanzas europeos.
La opción favorita manejada en las conversaciones, que habrían comenzado hace semanas, es que el actual fondo de rescate, el FEEF, comprara deuda soberana española en el mercado primario, mientras que el BCE intervendría en el secundario para rebajar la rentabilidad de la deuda.
Las tres fuentes consultadas han explicado que las negociaciones, desarrolladas a nivel técnico, se han enfocado sobre las condiciones vinculadas a la ayuda y que serían incluídas en un memorándum de entendimiento.
Aunque hay un consenso a nivel político de que las condiciones deberían ceñirse a las ya incluídas en las recomendaciones de la UE a España, que han impulsado la aplicación de duras medidas de ajuste, dos de estas fuentes han señalado el interés de los países de la eurozona en incluir un calendario de vigilancia más estricto.