Los gastos en las 'tarjetas opacas', llamadas 'black' en círculos financieros, suman 15,5 millones entre 2003 y 2012. La cifra sorprende pero aún más un apunte: se facturaron 4 millones de euros entre 2009 y 2011, en plena crisis económica.
Los directivos de la entidad vivían ajenos a la situación del país y del banco. Tanto que sólo a cinco meses de la nacionalización, en 2011, se realiza el mayor cargo anual: 1 millón en gastos personales sin justificar. Todo como antesala al rescate bancario que hace el Estado. En mayo de 2012, se inyectan 22.400 millones del dinero de todos los contribuyentes.
Pero el escándalo de las tarjetas tiene incluso otro escalón. 28 directivos siguen usándolas ocho meses después de cesar de sus cargos y abandonar la entidad.
José Ricardo Martínez habría gastado algo más de 44.000 euros durante tres años con la 'tarjeta B' de Caja Madrid por su condición de consejero. Ha estado casi 20 años al frente de la secretaria de la UGT en Madrid. Hace unas horas ha presentado su dimisión firme a Cándido Méndez y éste la ha aceptado.
Rodolfo Benito estuvo ocho años en el consejo de Caja Madrid. Pudo gastar 140.600 euros. Siempre delante de las pancartas, se erigió como el cabecilla de muchas huelgas. Acaba de dimitir de la confederal de Comisiones Obreras.
Este escándalo se ha cobrado este viernes otra víctima más: el socialista Ángel Gómez del Pulgar, con cargos de 150.000 euros. Y ya van cinco de una lista de 83 directivos y consejeros, todos nombrados a propuesta de partidos y sindicatos.
En la presidencia, Miguel Blesa. En ocho años llegó a facturar casi 440.000 euros con estas tarjetas opacas. Cuando ya sabía que dejaría el cargo en la entidad, se despidió gastando casi 20.000 euros en un solo mes.
Del partido socialista, el que más uso hizo de este dinero de plástico fue Antonio Romero, más de 250.000 euros. Casi el doble, 457.000, Jose Antonio Moral Santín; hace un año ya fue expulsado de Izquierda Unida.