Llamadas comerciales

Llamadas comerciales: ¿Por qué me siguen llamando si están prohibidas?

La Ley General de Telecomunicaciones que prohíbe las llamadas comerciales sin autorización entró en vigor hace un año y medio. Sin embargo, hay resquicios para que las empresas puedan seguir llamándonos.

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El teléfono suena varias veces a la semana y, en algunos casos, varias veces al día. Al otro lado, nuestra compañía de luz, la del gas, el banco, nuestra empresa de telefonía móvil… diferentes entidades que nos llaman por el mismo motivo: ofrecernos algún producto, servicio o descuento.

Desde junio de 2023, las llamadas comerciales sin consentimiento están prohibidas, así que no deberían producirse, tal y como recoge la Ley General de Telecomunicaciones. Sin embargo, hay excepciones; por eso muchos las seguimos recibiendo a pesar de la normativa.

En primer lugar, es importante tener en cuenta que nuestra empresa contratada siempre podrá contactarnos y hacernos ofertas. Lo que no es tan conocido es que, si cambiamos de compañía, la que dejamos de contratar puede seguir llamándonos durante un año para hacernos contraofertas y que volvamos a ser clientes. Además, muchas veces somos nosotros mismos los que, sin darnos cuenta, autorizamos las llamadas comerciales en el momento en el que aceptamos los términos y condiciones al firmar un contrato.

¿Cómo podemos evitar las llamadas comerciales?

Sería suficiente con que, en el momento en que recibimos la llamada comercial, traslademos a la empresa nuestro deseo de desaparecer de su base de datos para que no nos llamen más. Además, muchos recurren a la Lista Robinson, la cual respetan las grandes empresas. Sin embargo, estas compañías subcontratan a otras que, muchas veces, siguen insistiendo.

La OCU pide que se cumpla la ley

La Organización de Consumidores y Usuarios exige a las empresas de telemarketing que se abstengan de hacer una "interpretación tramposa" de la ley que prohíbe realizar llamadas 'spam' sin consentimiento expreso. Además, piden que no se utilice la excusa de la aceptación de las condiciones generales que, en la mayor parte de los casos, no se leen.