Macao ostenta dos récords: por un lado, sus habitantes son los más longevos del mundo, 84 años, y por el otro, es el mayor casino del planeta. Sus 28.000 millones de euros de negocio, sólo el año pasado, quintuplican las cifras de Las Vegas, La Meca del Juego.
Curiosamente la antigua colonia portuguesa conoce su máximo esplendor ahora que está bajo la tutela de la comunista China. La razón de este éxito hay que buscarla en la idiosincrasia de muchos asiáticos, marcada por la superstición y las creencias sobre la buena suerte.
"Nos encantan los juegos de azar. Cuando ganamos, pensamos que la suerte nos acompañará todo el día. Los no-asiáticos son diferentes, ya que mayoritariamente apuestan en los juegos donde saben que pueden ganar”, afirma un turista.
Es por ello, que el Baccarat , el juego favorito de James Bond se ha convertido en la gran estrella. Este sencillo juego de naipes consiste en apostar cuál de las dos jugadas que hay -la de la banca o la del propio jugador- obtendrá la puntuación más próxima al número nueve.
"Creo que el éxito del Baccarat radica en su simpleza. Si apuestas mucho, ganas mucho. Es muy simple y a los chinos nos gustan las distracciones simples", cuenta otro visitante.
Macao se ha convertido en un paraíso para las 12 millones de personas que lo visitan cada año. Proceden principalmente de Hong-Kong, donde el juego está prohibido. El auge que vive este pequeño territorio de apenas 29 kilómetros cuadrados, ha llevado a que países como Singapur y Filipinas, aparquen sus remilgos y se lancen a atraer al muy rentable turismo de apuestas.