La marea blanca de Madrid se ha extendido hoy a otras quince ciudades de España en defensa de la sanidad pública y contra su privatización, con manifestaciones convocadas por plataformas de usuarios, trabajadores sanitarios y sindicatos, al grito unísono de "La sanidad no se vende, se defiende".
Las calles del centro de Madrid han vuelto a vestirse de miles de batas blancas en contra de los planes de privatización de la gestión de hospitales y centros sanitarios del Gobierno regional, como ha ocurrido en otras quince ciudades, para defender la sanidad pública.
La primera marea blanca a nivel nacional ha arrancado en Madrid con miles de manifestantes que han coreado consignas como "Pueblo de Madrid movilízate, a estos sinvergüenzas párale los pies", "Menos Eurovegas y más enfermeras. Menos asesores, y más doctores" o "Que no, que no, que no queremos pagar su deuda con sanidad y educación".
Unas proclamas que los asistentes han acompañado del ruido de silbatos y con cánticos como "Todos los ciudadanos tenemos un deseo, que para la privada no halla dinero. Dinero por aquí, dinero por allá, la pública pa alante, privada pa atrás".
En la cabecera de la manifestación, los secretarios generales de CCOO y UGT de Madrid han pedido la retirada del plan privatizador del Gobierno regional. Jaime Cedrún, de CCOO, ha insistido en que el "conflicto aún continúa" porque, además, ha señalado, hay "nuevas razones que demuestran que lo que plantea el Gobierno (regional) es un error, un fracaso e, incluso, empieza a haber sospechas de que es un negocio".
José Ricardo Martínez, de UGT, ha reclamado una sanidad pública "garantista y eficiente", y que el Gobierno regional piense en los ciudadanos porque "puede hacer negocio con otras cosas".
También el portavoz de la plataforma de centros de salud de la Comunidad, Alejandro Tejedor, ha considerado que la Consejería de Sanidad permanece en "la sinrazón" porque, a su juicio, no acaba de entender que la reforma del sistema publico debe "velar porque se asegure a los ciudadanos seguridad, eficiencia y calidad en los servicios".
Gaspar Llamazares, de IU, se ha sumado de nuevo a la manifestación de la marea blanca porque "los que asaltaron en su momento la vivienda publica" pretenden, ha dicho, "asaltar ahora el sistema sanitario, negando el derecho a la salud para convertirlo en un negocio de unos pocos amigos, por cierto, del PP".
Las declaraciones de este tipo se han escuchado durante todo el recorrido, desde Cibeles a la Puerta del Sol, donde se ha leído un manifiesto en el que se ha incidido en que "la sanidad es un derecho" y en que no iban a consentir "que se negocie con ella, ni como ciudadanos, ni como trabajadores de la Sanidad".
"Resistiremos como venimos haciendo hasta ahora y manifestamos una vez más, nuestra contundente repulsa a los planes de privatización que se están llevando a cabo en todas las autonomías", concluía el manifiesto.
En todas las manifestaciones celebradas en el territorio nacional se ha hecho hincapié en que la sanidad pública española es de "las mejores y más eficientes del mundo" y la gestión privada de los servicios sanitarios "es más cara" y "disminuye la calidad de las prestaciones.
Una de las concentraciones más numerosas ha sido la de Barcelona, donde miles de personas salían con pancartas en las que se podía leer que "La salud no tiene precio", "Con la salud no se juega" o "Basta recortes".
Los representes sindicales, como el secretario general de Metges de Catalunya, Francesc Duch, han coincidido en que se está amenazando un sistema sanitario público que siempre se ha caracterizado por su "prestigio" y que los profesionales de la sanidad trabajan con "estrés y sobrecarga", lo que afecta a los usuarios de la sanidad.
Cientos de personas también salían por el centro de Zaragoza en defensa de los servicios públicos y, en especial, de la sanidad, como también lo hacía una cadena humana en Pamplona, en solidaridad con la marea blanca de Madrid, o en Segovia, donde la protesta ha comenzado con un gran "abrazo" en torno al edificio del hospital general. Una solidaridad que también se ha hecho notar en el centro de Santander, en Pamplona, Logroño y Murcia, entre otras ciudades.