El nerviosismo de los mercados persiste pese al drástico recorte del gasto público anunciado por Irlanda, lo que ha elevado la prima de riesgo de la deuda española hasta un nuevo récord desde la creación del euro y ha vuelto a lastrar la bolsa, que ha cerrado con una caída del 0,21 por ciento. Los analistas insisten en que se deben acelerar las reformas pendientes, mientras en la arena política aún resuenan las declaraciones del portavoz del PP, Esteban González Pons, que ayer acusó al Gobierno de no decir la verdad sobre la economía española. El Ejecutivo le ha acusado de querer que España "salte por los aires".
El diferencial entre la deuda española (el bono a diez años) y la alemana, considerada la más segura, ha superado a primera hora de la tarde los 250 puntos básicos, récord desde que se puso en circulación la moneda única, aunque se ha relajado al cierre. La rentabilidad de los bonos españoles se ha acercado al 5,2 por ciento, un nivel desconocido desde julio de 2003.
La presión sobre España ha afectado también a la bolsa, que ha cerrado con un descenso del 0,21 por ciento a pesar de las subidas de los mercados europeos. Pese a ello, la frase más repetida ha vuelto a ser hoy: "España no es Irlanda". Con diferentes matices, la han repetido desde el presidente de la patronal bancaria AEB, Miguel Martín, hasta dos de los candidatos a presidir la CEOE: Joan Rosell y Jesús Banegas. No obstante, en distintos ámbitos, desde el académico hasta el político, también se incide en la necesidad de poner en marcha las reformas pendientes para calmar a los mercados.
El portavoz de Economía del PP y ex ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha asegurado que España no acabará como Irlanda si el Gobierno ejecuta las reformas adecuadas, mientras que el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Joaquín Almunia, ha dicho que España genera dudas y que hay que resolverlas cuanto antes.
En el mismo sentido, el director de coyuntura de Funcas, Ángel Laborda, ha descartado un rescate a España, pero ha instado al Ejecutivo a reactivar la reforma de las pensiones y algunos aspectos de la reforma laboral, como la negociación colectiva y las políticas activas de empleo. Montoro ha pasado de puntillas sobre las declaraciones de González Pons, quien exigió ayer al Ejecutivo que diga la verdad sobre el coste de la deuda. No las ha dejado pasar, sin embargo, el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, quien ha dicho que el PP "hace todo lo posible para que España salte por los aires".
En este contexto, los inversores miran con lupa cualquier declaración de los responsables políticos europeos, aunque de momento las que se podrían considerar positivas para la tranquilidad de los mercados no han surtido efecto. Según los analistas, pesan más las que abren interrogantes, como el anuncio de la Unión Europea (UE) de que repetirá en 2011, aunque mejoradas, las pruebas de resistencia a las entidades financieras. Hay que recordar que las realizadas en verano dieron el aprobado a los bancos irlandeses, que han hundido las finanzas públicas del país.
En la categoría de declaraciones susceptibles de calmar a los mercados pueden encuadrarse las realizadas por el presidente del Bundesbank, Axel Weber, favorito para suceder a Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo (BCE), quien se ha mostrado convencido de que el mecanismo de rescate constituido por la UE y el FMI aumentará su dotación si es necesario. En los últimos días, los analistas han señalado que los fondos constituidos son suficientes para rescatar a economías pequeñas como las de Grecia, Irlanda o Portugal, pero no a las de España o Italia.
Los dirigentes europeos han repetido también que trabajan para crear un mecanismo de respuesta que permita afrontar cualquier crisis futura y blindar al euro, lo que se puede considerar positivo; pero Alemania y Francia insisten en que el sector privado deberá arrimar el hombro en caso de rescate, un planteamiento que, según los analistas, pone de los nervios a los inversores.
Como contrapunto a esta tesis, el copresidente de Pimco, uno de los mayores gestores privados de renta fija, se ha sumado a las tesis de la canciller alemana, Angela Merkel, y se ha mostrado a favor de que los tenedores de bonos asuman parte del coste de los rescates financieros.