Los trabajadores del sector bancario han vuelto a manifestarse contra los ajustes que se están produciendo en las entidades nacionalizadas. Los representantes de los trabajadores de banca intentan que las empresas cambien las condiciones y recurran a otras medidas de menos impacto como las prejubilaciones o las reducciones de jornada para limitar el impacto de la pérdida de empleo y mejorar las condiciones para salir de la entidad.
Además, aseguran que seguirán "hasta final" con las protestas, con nuevos paros como los ya convocados para el día 31 de enero, el 4 y el 5 de febrero o la huelga fijada para el día 6.
Los sindicalistas han asegurado que la reestructuración del sistema financiero que se pretende, al amparo de una crisis que ya se ha llevado por delante a 35.000 puestos de trabajo en el sector desde 2008, ha acabado por revelar la "agenda oculta" de los poderes económicos para el deliberado desmantelamiento programado de estas entidades, con la complicidad de "presuntos servidores públicos".