Crisis alimentaria
La naranja es 10 veces más cara en el supermercado que en el campo
Una inflación del 7,6% y una crisis en los cereales hace que se inflen los precios en el sector primario.
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De todos los sectores que se están viendo afectados por la crisis de Ucrania, el de la alimentación es un de los que más la está sufriendo, con consecuencias que los bolsillos consumidores están empezando a advertir: productos como la naranja cuestan un 875% más en el supermercado que en el campo, según los informes realizados por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultura y Ganadería en febrero de este año. Son precisamente los productos agrícolas como el ajo, el limó o la patata, junto con otras plantaciones, los que más se están viendo afectados.
Las causas derivan de la crisis energética y la inflación general que está siendo causada por la guerra, lo que ha dado pie a otros problemas como las protestas en el sector de transportes, que también han hecho resentir al sector y que ha aumentado a brecha entre origen y destino de los productos alimentarios. El ajo está a un 754% más caro, los limones cuestan 9 veces más, el kilo de patatas supera el 600% frente a lo que gana por ellas el hortelano… La lista de productos no deja de alargarse.
La situación no es diferente en el caso de productos cárnicos. Con la carne de cerdo, hay una diferencia del 408% entre el precio de origen y destino. Sumados a las dificultades actuales, el sector de la ganadería podría verse aún más perjudicado a lo largo del año si se encarecen los piensos de los animales elaborados con cereales provenientes de Ucrania. Por ahora los costes en vacuno, ovino y aviar superan con por mucho su precio base.
Una situación insostenible
Las cooperativas recuerdan que solo se llegaría a aguantar durante seis semanas utilizando las reservas de trigo del país, pues únicamente en un día se consumen entre diferentes industrias un total de 100.000 toneladas de maíz diarias.
Se pide desde las cooperativas agroalimentarias mayor laxitud desde Europa, para permitir la importación de cereales desde mercados alternativos como Estados Unidos o Argentina. La actual legislación europea no permite la importación de cereales desde países donde se permitan los transgénicos o que incumplan la normativa europea en cuanto al uso de fitosanitarios.
A largo plazo, la economía agrícola ucraniana será clave para la industria europea. Desde el gobierno incluso se ha eximido a los agricultores de su obligación de entrar en combate para que así se pueda salvar la campaña. Pese a ello, las dificultades no dejan de aumentar, y varios distribuidores reconocen la dificultad de hacer llegar las semillas a ciertas zonas del país.
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