Esta cuesta de enero será más empinada que otros años para los catalanes, que deberán afrontar 2017 con una subida de los precios del carburante y la energía, si bien las tarifas se mantendrán congeladas en sectores como el transporte público o el agua, en el caso del área metropolitana de Barcelona.
A diferencia de 2016, que se estrenó con rebajas o congelación de precios en la mayoría de los servicios básicos, 2017, siguiendo la tendencia de los últimos meses, traerá subidas en los recibos de luz y gas, como también del petróleo, lo que a su vez puede repercutir en el precio de los bienes de consumo.
En el caso de la electricidad, el Gobierno ha decidido congelar la parte regulada, lo que se conoce como peajes y que supone una tercera parte del recibo. No obstante, la parte no regulada, la que depende de las empresas eléctricas, puede subir. Lo mismo sucede con el gas natural, ya que también aquí el Gobierno ha congelado los peajes, aunque la tarifa de último recurso (TUR), a la que están acogidos 1,7 millones de consumidores, arrancará el año con una subida media del 3,5 %, según fuentes del sector.
Lo que también parece más que probable es que el precio del petróleo siga en 2017 la tendencia alcista que ha iniciado en 2016, lo que no sólo afectará al bolsillo de los conductores por el repunte del carburante, sino también a otros productos derivados de esta materia prima. Asimismo, los expertos apuntan a que los precios de la vivienda y el alquiler seguirán escalando en 2017, principalmente en las grandes ciudades, como Barcelona, donde las inmobiliarias sitúan el crecimiento de los precios de los pisos por encima del 10 % en el último año.
Otros de los productos que subirán a partir del 1 de enero son el tabaco y el alcohol de mayor graduación, después de que el Gobierno haya aumentado los impuestos de ambos.