Acaba marzo y con él acaba uno de los elementos que nos ha acompañado medio siglo: las Páginas Amarillas. La transformación digital ha finiquitado una guía indispensable en los hogares y empresas de nuestro país durante décadas. La edición en papel cede el relevo a su versión digital. Como en tantos otros aspectos, renovarse o morir del todo.
Un ritual marcaba el paso de los años: la entrega de las guías telefónicas. Blancas, azules y amarillas. Desde los años sesenta estas páginas han sido indispensables para solucionar innumerables problemas cotidianos.
En cuántas casas se habrá dicho la siguiente frase: "Oye. No funciona el lavavajillas...Pues mira, tenemos las páginas amarillas, podemos llamar". Si no funcionaba algo, todo era tan sencillo como buscar en esta guía.
Pero el declive de la publicidad y el auge de las nuevas tecnologías han acabado con su muerte porque por mucho que hayamos consultado entre esas páginas, todos se rinden a la evidencia. En la calle lo asumen: "Yo desde luego la echaré de menos, porque las he usado mucho, pero no nos queda otra"
No a todos les convence el cambio a la versión digital: "En las páginas amarillas, tú buscabas un mecánico y había un montón de mecánicos. Ahora te sale el que ellos te promocionan". Es la crítica más común a las grandes tecnológicas que muchas veces se olvidan del comercio de proximidad.
En esa línea, muchos continúan prefiriendo el modo tradicional: "El contacto del papel parece que siempre es mejor que tanto digital".
Las páginas amarillas parece que siguen el mismo camino que las cabinas telefónicas. "Además de las guías telefónicas, ellas, las cabinas, también pasarán a la historia a la vuelta del verano. Con un promedio de una llamada a la semana, han dejado de ser rentables. En septiembre dejarán de ser un servicio universal obligatorio y las cerca de quince mil que aún quedan en España, comenzarán a ser desmanteladas".
Este cambio pone punto y final a 55 años de historia durante los que se han impreso en torno a 3.000 ediciones.