Las industrias alimentarias suelen tener muchos trabajadores en pocos metros, sobre todo en las cadenas de montaje. A eso habría que sumarle que son recintos con poca ventilación, humedad y bajas temperaturas, necesarias para conservar los alimentos.
Según los expertos, todo esto favorece la expansión del coronavirus. Por eso es imprescindible extremar las medidas de precaución establecidas para evitar los contagios de COVID-19. Mantener el distanciamiento entre personas y ser muy cuidadosos con la higiene de manos. Por supuesto, es imprescindible el uso de mascarilla, obligatorio en todos los recintos cerrados.
Las condiciones para estos trabajadores son muy duras "con gran esfuerzo físico y prolongado en el tiempo", lugares donde la cercanía de los empleados facilita la propagación del virus, explica Estanislao López, virólogo.
Las características ambientales de los espacios tampoco ayudan porque "son temperaturas frías acompañadas por una humedad en el ambiente alta".
Lo mismo sucede con los temporeros que, en muchas ocasiones, viven "hacinados y en situaciones precarias".
Por todas esas circunstancias, en plantas hortofrutícolas como la de Huesca, donde se ha registrado uno de los rebrotes de coronavirus más importantes, están mucho más expuestas al contagio.
Extremar las medidas de seguridad
Visitamos una cooperativa "Las Marismas"donde han extremado la seguridad. 1.000 trabajadores y ni un sólo caso de coronavirus. El presidente de esta cooperativa, Juan Sánchez, nos explica que están trabajando "con menos personal y que las máquinas van más despacio".
Las medidas empiezan ya desde la recogida en el campo donde el capataz se encarga de que las medidas de protección e higiene se cumplan. Todos los temporeros deben ir con mascarilla, con su propia cubeta y respetando la distancia de seguridad: "Los temporeros saben que es por su bien y que si no se cumplen, se cierra".
En espacios de trabajo como el campo o las cadenas alimentarias hay que ser todavía más prudentes.