La decisión del cierre de las tres plantas de Nissan en Barcelona, en la Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, responde a una estrategia del sector automovilístico que ve como sus beneficios se han desplomado por la crisis económica a nivel mundial que ha generado la pandemia de coronavirus.
Renault, Nissan y Mitsubishi, forman parte de una alianza. Las tres se reparten el mercado de tal forma que Renault se queda en Europa, Rusia, Sudamérica y Sudáfrica. Nissan se va a centrar en China, Japón y Norteamerica y Mistsubishi se queda con Asia y Oceanía.
Cambio de estrategia
El presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, ha asegurado que no existe "ninguna solución viable de futuro" para las instalaciones productivas del grupo en Barcelona, descartando así la posibilidad de que la compañía japonesa dé marcha atrás a su decisión de cerrarlas a partir de diciembre.
En concreto, el cierre afectará a los centros que Nissan tiene en Barcelona -Zona Franca (fábrica de furgonetas), Montcada i Reixac (ejes) y Sant Andreu de la Barca (suspensiones y bastidores)-, así como a los centros de I+D, recambios, distribución y compras, también en la Zona Franca. En total, estas áreas suman unos 3.000 trabajadores.
En rueda de prensa virtual, De Ficchy ha atribuido la decisión de cerrar Barcelona al exceso de capacidad de producción del grupo por la caída del mercado de furgonetas, ante las medidas de movilidad adoptadas en muchas ciudades; así como a que Mercedes optara por dejar de producir la Clase-X en la planta de Nissan en de mayo de este año.
Un nuevo modelo no sería rentable
El directivo ha subrayado que estaba previsto que Mercedes fabricara en Barcelona esta "pick up", que suponía el 57 % de la actual carga de trabajo de la planta, hasta finales de 2027, a lo que ha añadido que en los últimos meses la fábrica trabajaba ya a un 20 % de su capacidad.
"Estaba previsto que este nivel de utilización se redujera aún más y, en las actuales circunstancias de mercado, la adjudicación de un nuevo modelo no sería suficiente para hacer rentable y sostenible la fábrica de Barcelona", ha asegurado Ficchy, quien ha agradecido el apoyo recibido desde el Gobierno y la Generalitat para intentar buscar una solución para la planta catalana.
No obstante, ni si quiera las ayudas que estaban dispuestas a poner sobre las mesa ambas administraciones permitirían dar un futuro viable a la fábrica, según el ejecutivo, quien, no obstante, ha rehusado cuantificar cuál habría sido la inversión necesaria para mantener abierta la fábrica.
Situación "francamente difícil"
"Es una situación francamente difícil. Hemos analizado exhaustivamente y numerosas veces todas las opciones. Por desgracia, pese a las ayudas, se ha llegado a la conclusión de que no hay ninguna solución viable de futuro", ha lamentado Ficchy, que tampoco ha cuantificado el coste que tendrá el cierre de la planta y que el secretario de Industria, Raúl Blanco, ha cifrado en más de 1.000 millones de euros.
El gobierno cree en el plan de viabilidad
Tras recibir esta mañana comunicación oficial de la decisión de cierre, desde el Ministerio de Industria han lamentado la decisión, al tiempo que han ofrecido a la firma japonesa crear un grupo de trabajo para buscar alternativas a la fábrica.
Industria sostiene que la continuidad de la planta de Barcelona es posible mediante el plan de viabilidad presentado hace unos meses a la presidencia de Nissan Motor y elaborado de manera conjunta por Industria y la Generalitat de Cataluña, con el apoyo del Ayuntamiento de la Ciudad Condal y el Consorcio Zona Franca.