Un acalorado debate que se prolongó durante más de doce horas, y que evidenció la profunda división en el partido, terminó con una clara mayoría de los dos centenares de miembros del Comité Central apoyando a mano alzada la propuesta de Tsipras de dejar el congreso para septiembre.
Una minoría se sumó a la propuesta de la corriente más radical, la denominada Plataforma Izquierda, que pedía la celebración inmediata del congreso para decidir si el Gobierno debía continuar las negociaciones con los acreedores o suspenderlas.
El portavoz de esta plataforma y exministro de Energía, Panayotis Lafazanis, criticó que el Gobierno se haya aferrado a mantener a Grecia en la eurozona y de haber "elevado el euro a un dogma religioso".
"Es un mito insistir en que es imposible el retorno a las monedas nacionales", dijo Lafazanis en respuesta a Tsipras, quien recalcó que Grecia no tenía otra alternativa que llegar a un compromiso con los socios, pues la otra opción hubiera sido "una quiebra incontrolada".
Tsipras pidió tiempo para debatir la estrategia del partido y propuso por ello un congreso extraordinario en septiembre, con la elección de delegados que representen a las nuevas bases, que se han triplicado desde que Syriza se convirtió en partido de Gobierno.
En cambio, la plataforma de izquierdas reclamó la convocatoria del congreso permanente, que engloba solo a los delegados elegidos hace dos años y representan la Syriza de los tiempos de la oposición.
Lafazanis calificó de "burla" y fuera de sentido querer hacer un congreso después de firmar del rescate.
"¿Es esa la democracia que queremos? ¿La dictadura del euro?", planteó.
Muchos miembros del comité pusieron de manifiesto el malestar que les causa haber tenido que abandonar buena parte de su programa político, pero defendieron la línea gubernamental como una posibilidad de seguir representando a los más necesitados en la sociedad.
"El pueblo y las fuerzas políticas no eligen las condiciones en las que tienen que actuar, pero pueden intentar mejorarlas", dijo Tsipras.
También el vice primer ministro, Yannis Dragasakis, alertó durante la reunión de los riesgos que conllevaría dejar caer al Gobierno izquierdista.
"Si volvemos a la oposición, nunca más tendremos la oportunidad de probar nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles", recalcó.
El cisma en el partido quedó patente con la dimisión de 17 miembros del Comité Central que en una carta hecha pública durante la reunión acusaron al liderazgo de querer convertir Syriza en un "partido de los programas de rescate".