Los taxistas de Barcelona han decidido esta madrugada abandonar la huelga que iniciaron hace seis jornadas para reclamar que se limitara el servicio que pueden prestar los vehículos de alquiler con conductor, los VTC que usan Uber y Cabify, tras una jornada marcada por la tensión y la división dentro del colectivo.
Había casi 14.000 autónomos y asalariados del sector llamados a responder la pregunta "¿Hay que levantar el paro?", y 2.508 de los 4.707 que han participado han decidido volver al trabajo, mientras que 2.177 han optado por mantener la protesta, y se han contabilizado 19 votos en blanco y tres nulos.
"Pase lo que pase, habéis sido un puto ejemplo. Lo que habéis hecho ha sido histórico", ha proclamado Iván Sesma, del comité de huelga, antes de que se diera a conocer el resultado. Los taxistas han desfilado durante más de cinco horas por la céntrica plaza Catalunya de Barcelona para depositar su voto en una de las seis urnas de cartón que se han habilitado, que se han sellado prácticamente a medianoche.
La votación ha comenzado mucho después de lo previsto, entrada la tarde, después de que su inicio se haya pospuesto en dos ocasiones por las discrepancias internas dentro del colectivo. Y es que, además de poner fin a la huelga, la jornada de hoy ha servido para evidenciar la división interna de un sector que hasta ahora aparentaba una unidad casi granítica auspiciada por el liderazgo del portavoz de Élite Taxi, Alberto Álvarez.
De hecho, el sindicalista, más conocido como Tito, ha sido la principal víctima de la tensión provocada por la disparidad de opiniones en relación a la última propuesta de la Generalitat para regular las VTC. Álvarez, visiblemente dolido, ha dimitido del comité de huelga después de que un grupo reducido -pero muy ruidoso- de los asistentes a la primera asamblea del día haya cuestionado con malas formas su compromiso con las reivindicaciones del taxi y su papel en la negociación con la Generalitat.
El principal fruto de dicha negociación fue la nueva propuesta que expuso ayer el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, que planteó un redactado de decreto ley que, a partir de un plazo general de 15 minutos, blinda la posibilidad de que los entes locales obliguen a contratar los servicios de plataformas como Uber y Cabify con una antelación mínima de una hora.
"En Madrid se pegarían por esto y aquí lo despreciamos", ha lamentado Álvarez en declaraciones después de abandonar la batuta de la actual protesta, que ha considerado que no tenía sentido mantener tras los logros obtenidos en las negociaciones con la administración. En la misma línea se ha pronunciado casi en paralelo la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, que ha aseverado el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) que ella preside fijaría en una hora el tiempo mínimo de precontratación de las VTC.
En rueda de prensa, la alcaldesa ha confiado en que el Reglamento del AMB para regular la convivencia entre el sector del taxi y las VTC estará listo en marzo, justo antes de las elecciones municipales. Precisamente, la proximidad con los comicios de mayo ha sido uno de los argumentos que han esgrimido quienes estaban a favor de terminar la huelga, ya que ven al actual gobierno metropolitano como un aliado y temen que si hay un cambio de color al frente del AMB sus intereses se pudieran ver perjudicados.
Habrá que ver ahora la reacción de los VTC, que este martes al término de la negociación de los taxistas con la Generalitat amenazaron con dejar de operar en Barcelona y que también han ocupado los últimos días varios tramos de la Diagonal de Barcelona para denunciar las agresiones sufridas por parte de taxistas en huelga.