Hijos
Tener un hijo cuesta 300.000 euros desde que nace hasta que se marcha de casa
Más de una tercera parte del gasto que hacemos en nuestros hijos se destina a la alimentación. En los últimos 20 años el coste de tener descendencia se ha incrementado más de un 40%.
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Más de un padre o madre se lo pensaría dos veces antes de tener descendencia si echara cuentas de lo que va a tener que desembolsar para mantener a sus hijos en casa hasta el momento en que se emancipen.
Según la plataforma de ahorro Raisin, el coste por hijo varón asciende hoy en día a 309.381,55 euros desde el momento en que nacen hasta que abandonan el hogar familiar. Tener una hija es ligeramente más rentable, 301.154,02 euros, aunque se trata de una simple anécdota matemática ya que ellas -de media- se emancipan dos años antes que ellos.
El mayor gasto a lo largo de las casi tres décadas que conviven con los padres, corresponde a la alimentación (en torno a los 120.000 euros). Curiosamente la siguiente partida más elevada nada tiene que ver con artículos de primera necesidad, sino con los 'gastos no esenciales' -en torno a 50.000 euros-.
Utilizando los mismos métodos de cálculo, si retrocedemos 20 años, veríamos que el coste por hijo se situaba entonces en torno a los 200.000 euros. Desde 2002 hasta 2022, por tanto, tener un hijo se ha encarecido más de un 41%.
Tan solo en el primer año de crianza se estima que los gastos realizados por los padres en su cuidado ascienden a 10.610 euros.
Las madres, en desventaja
Pero más allá del gasto monetario, la paternidad y la maternidad tienen otros costes personales y laborales que también han sido analizados por el estudio de Raisin. Y aquí sí que se notan grandes diferencias en las que la gran perjudica es la mujer.
Aún hoy, tener un bebé reduce considerablemente las posibilidades de tener empleo para las mujeres. La tasa de empleo de las madres se sitúa en el 66% mientras que la tasa de empleo para los padres asciende hasta el 84%.
A eso hay que sumar que el salario medio de las mujeres que trabajan sigue estando por debajo del de los hombres, en torno a unos 130 euros menos al mes, con lo que también les cuesta ahorrar más para poder afrontar los gastos de tener descendencia.
La buena noticia, en este sentido, es que esta brechas laborales y salariales se han ido reduciendo a lo largo de los últimos 20 años, aunque a un ritmo mucho menor del deseado.
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