El Auditorio de Tenerife Adán Martín iba camino de convertirse en el símbolo de la isla. Casi 7.000 metros cuadrados de arte moderno con una ubicación perfecta junto al mar. Podría haberlo sido si no fuera porque la fachada se cae a pedazos, las baldosas se despegan y cada vez hay más grietas porque les entra el agua causando humedades en un auditorio que costó 75 millones de euros.
El Cabildo de Tenerife ha exigido la reparación de los "vicios ocultos" detectados a Calatrava y “a todos los que intervinieron en la construcción de la misma, es decir, el director de obra, los aparejadores y las contratas”.
Los fallos de construcción afectan al revestimiento (trencadís) y a filtraciones de agua y humedades en algunas zonas del edificio, ha indicado el Cabildo, que tras un informe que encargó a la empresa Intemac ha decidido exigir la reparación inmediata de los fallos de forma solidaria a "todos los que intervinieron en el proceso constructivo".
El Auditorio de Tenerife fue inaugurado en 2003 y cuyas patologías se detectaron en 2014.
Este no el único proyecto que le ha salido caro al arquitecto. En Valencia, el Palacio de las Artes se ha tenido que cerrar en varias ocasiones por numerosas caídas del revestimiento cerámico que cubría el auditorio. Después de construir un puente en Bilbao.