Durante dos minutos la tierra tembló en Japón y, como se se tratara de un desplome más, la economía japonesa perdía de golpe el dos por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB). Eso ocurría en el país más endeudado del mundo, cuya deuda alcanza el 200 por ciento del su PIB.
Con los datos en la mano será el terremoto más caro de la historia. Las primeras cifras hablan de daños superiores a los 72.000 millones de euros. Pero sin duda, las grandes perdedoras serán las aseguradoras. Consideran que los costos económicos serán superiores a los del terremoto de Chile.
Todos los sectores sufren las consecuencias económicas, pero sobre todo, el del automóvil. Las plantas de Toyota, Honda, Suzuki y Nisssan seguirán paralizadas, por los menos hasta mediados de semana.
Ahora el principal objetivo de las autoridades es evitar a toda costa que los mercados se hundan. Este lunes la Bolsa de Tokio se ha dado su primer gran batacazo. Ha caído algo más del seis por ciento pero el Banco de Japón no ha perdido el tiempo, de inmediato procedía a la mayor inyección de liquidez de su historia, casi 132.000 millones de euros.
Japón es la tercera economía mundial. Tiene por delante mucho trabajo por hacer: levantar un país, con casi 21.000 edificios destruidos y 600.000 ciudadanos desplazados. Se enfrenta como ya ocurrió hace 65 años, a la crisis más grave desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
