En 2018 se tiraron a la basura 1.339 millones de toneladas de alimentos solo en España, lo que supone un aumento del 8,9% respecto al año pasado. Hasta un 84,2% fueron productos sin elaborar, es decir, pasaron directamente de la nevera al cubo de la basura. Son datos que se desprenden del informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre el desperdicio de alimentos en los hogares de España durante el año pasado.
El informe, hecho público este junio, indica que ocho de cada diez hogares tiran alimentos a la basura, lo que se traduce en un total de 14.394.540. Parejas de hasta 49 años y con hijos menores de seis años son el perfil de las personas que más alimentos desechan. Andalucía, Levante y Noroeste se colocan como las regiones que más han tirado. En el otro extremo se encuentran hogares mayores de 50 años, sin niños y de clase baja. Solo un 18,5% de los hogares admite no desperdiciar comida.
Los platos cocinados suponen un 15,8% de los alimentos desperdiciados, más de 211 millones de kilos, un 3,3% más que el pasado año. Sin embargo, la mayoría de los productos desechados son sin elaborar y hasta un 16% de los hogares reconocen que lo que tira no está siempre en mal estado. Primavera y verano son las épocas en las que más aumenta esta práctica. En concreto se vivió una subida del 10,5% del volumen de alimentos y bebidas tirado a la basura.
Este es el tercer informe que el Ministerio de Agricultura realiza sobre el desperdicio alimenticio en nuestro país. 2018 rompe con la tendencia descendiente que se observó en 2017 cuando se tiró hasta 35.000 kilogramos menos de comida con respecto a 2016.
Estos datos sitúan a España como el 13º país per cápita de la Unión Europea que más cantidad de alimentos desperdicia. La tónica a nivel mundial no es mucho mejor: 1/3 de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia, lo que se traduce en 730 millones de toneladas de comida desperdiciados.
