En una entrevista con la edición dominical del periódico griego 'Kathimerini', Varufakis dice que los acontecimientos de los últimos días le han dado "un suficiente grado de optimismo" como para pensar que se puede llegar a "un nuevo acuerdo entre Europa y Grecia, que pondrá fin a una crisis que se autoalimenta y creará una nueva relación de confianza entre nosotros y nuestros socios".
Varufakis reconoce, sin embargo, que todavía existen grandes diferencias en asuntos que el Gobierno griego considera claves, como es la reforma laboral o la política de privatizaciones. Sobre esto último Varufakis explica que el objetivo del Gobierno es pasar de la "lógica de venta (de propiedades estatales) a precios irrisorios a la lógica del fomento", siempre "en cooperación con el sector privado y los inversores extranjeros".
La nueva política de privatizaciones tiene como objetivo no solo fomentar la actividad económica sino también crear una fuente adicional de ingresos, que permita financiar, por ejemplo, los fondos de pensiones, "brutalmente afectados por la crisis".
Otro punto en el que todavía hay fuertes diferencias, reconoce el ministro, es el que se refiere al programa de ajuste fiscal, concretamente al objetivo del Gobierno de Atenas de reducir el objetivo del superávit primario (que excluye el pago de intereses de la deuda) a un 1,5 % del producto interior bruto (PIB), en lugar del 3 % previsto para este y del 4,5 % para el próximo año.
Para el Gobierno de Alexis Tsipras el tema del superávit primario constituye una de las denominadas "líneas rojas", pues espera que el relajamiento de este objetivo podría ayudar a financiar la lucha contra la crisis humana. Varufakis insiste en que Grecia no tiene ningún Plan B para el caso de un fracaso de las negociaciones y que acude a ellas con la "firme postura" de que se puede alcanzar un acuerdo, aunque sea en "el último minuto".
A la pregunta de si el sistema bancario es actualmente seguro, Varufakis responde que el propio Banco Central Europeo ha dejado claro que no enfrenta ningún problema. "Creo que nosotros, los políticos del Eurogrupo y de las instituciones europeas, vamos a cumplir con nuestro deber de no crear ningún problema que pueda atentar contra la unión monetaria, económica y bancaria de la eurozona", recalcó.