Contaminación lumínica
El 85% de la población mundial vive bajo cielos afectados por la contaminación lumínica: "Tiene un efecto significativo en la salud"
La contaminación lumínica es un problema que, además de frustrar la observación de estrellas, tiene graves consecuencias en los ecosistemas, la salud y la astronomía.
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Muchas personas ayer pudieron apreciar las preciosas Perseidas, una de las lluvias de estrellas más esperadas y bellas de todo el año. Un momento único que deleita a los ojos que las ven. ¿El problema? que no todo el mundo pudo apreciar este momento y no porque no se pusieran si no, por la contaminación lumínica.
El 80% de los habitantes del planeta vive bajo cielos contaminados, lo que significa que un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea y que en Europa o en Estados Unidos, el 99% de la población no puede disfrutar del paisaje de un cielo estrellado.
La contaminación lumínica es un tipo de contaminación que no duele, no se oye, ni se huele. No la percibimos como un problema, pero el exceso de luz es responsable de la mortalidad masiva de algunas aves, desequilibra los ecosistemas, supone un elemento clave en la desaparición de los insectos y provoca alteraciones en nuestro organismo.
Problema ambiental de alta preocupación
Esta contaminación se ha intensificado como un problema ambiental de alta preocupación, que impacta tanto en la biodiversidad como en la salud humana. Alicia Pelegrina, coordinadora de la Oficina de Calidad del Cielo, ha expresado en una entrevista con EFE las graves consecuencias de esta forma de polución, que afecta a millones de personas y especies en todo el mundo: "El impacto de la contaminación lumínica va más allá de la alteración de los ecosistemas naturales. Tiene un efecto directo y significativo en la salud de las personas, alterando el ritmo circadiano debido a la exposición prolongada a la luz artificial durante la noche. Esto está vinculado a trastornos del sueño y puede derivar en problemas de salud más graves, como enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer".
Los datos recientes son alarmantes: 8 de cada 10 personas viven bajo cielos contaminados por luz artificial, un fenómeno que se agudiza en las grandes urbes. "La iluminación excesiva en las ciudades no solo afecta a los seres humanos, sino también a la fauna nocturna. Muchas especies animales, como las tortugas marinas y ciertas aves migratorias, dependen de la oscuridad para su supervivencia. La desorientación causada por la luz artificial puede ser fatal para ellas", añade Pelegrina.
Medidas
Ante esta situación, se destaca la necesidad de implementar medidas efectivas para mitigar la contaminación lumínica. "Es esencial que las autoridades locales adopten políticas de iluminación sostenible, como la utilización de luces LED de baja intensidad y la regulación de la iluminación en espacios tanto públicos como privados.
Además, es crucial concienciar a la ciudadanía sobre el impacto que tiene el uso irresponsable de la luz artificial", afirma la coordinadora, y subrayó la relevancia de iniciativas como los parques de cielos oscuros, áreas protegidas donde la contaminación lumínica es mínima. "Estos parques no solo protegen el entorno natural, sino que también brindan a las personas la oportunidad de reconectar con la naturaleza y disfrutar de cielos estrellados, algo cada vez más raro en nuestras sociedades urbanas", concluyó Pelegrina.
La Oficina de Calidad del Cielo sigue trabajando en proyectos orientados a medir y reducir la contaminación lumínica en España, colaborando estrechamente con otras organizaciones y gobiernos locales para proteger tanto el medio ambiente como la salud pública frente a este creciente problema para que cada vez sea más fácil ver paisajes lumínicos tan espectaculares como los que pudieron algunos vivir ayer.
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