Cambio climático

Expertos alertan de la llegada de especies marinas tropicales (algunas venenosas) a España por el cambio climático

Varios estudios alertan de las amenazas ecológicas y económicas que supone la llegada de especies invasores a los mares españoles por el aumento de las temperaturas

Imagen de archivo de un pez globo

Imagen de archivo de un pez globoiStock

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"El mar. La mar". Apenas cuatro palabras. Tan solo un verso... en el que Alberti supo condensar la majestuosidad de las profundas aguas. Una breve línea en la que rinde homenaje a aquel costero Puerto de Santa María que le vio nacer y a esas olas que, bajo el infinito horizonte de su manto azul, han sido fuente de sueños, musa de eternas historias, camino de inquietos románticos. Como al poeta de la Generación del 27 aquella tierra gaditana, a mí el mar también me recuerda a mi casa, pero igualmente a los paseos por la orilla pensando en nada, a aquellos fugaces amores de verano que de tanto en tanto vuelven al alma, a las excursiones con los amigos a la isla de Tabarca. Ay, Tabarca... Recuerdo bucear sobre la pradera de posidonia entre esquivos peces (dentones, dobladas, sarpas, doradas...) y asustarme cuando una morena se asomaba por algún rocoso recoveco. Pequeños fragmentos del ayer que quizás no vuelva a ver. Y no habla aquí la nostalgia, sino los expertos del reino oceánico: el cambio climático y el aumento de las temperaturas son un reclamo para especies tropicales que ponen en peligro los ecosistemas marinos locales de las costas españolas.

Récord de temperaturas en la Tierra (y en el mar)

El impacto del calentamiento global y del cambio climático es una realidad evidente difícilmente negable. Basta salir a la calle y comprobar las surrealistas temperaturas cada vez más frecuentes en meses en los que no tocaría. Y para los más escépticos, también los datos inciden y respaldan este 'caluroso' incremento: según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el trimestre veraniego de 2023 fue el más cálido jamás registrado en el conjunto del mundo -con una temperatura media de 16,77°C, un 0,66°C por encima de la media- y ese agosto marcó el promedio de las temperaturas máximas más alto de la serie histórica, nos contó entonces Roberto Brasero, meteorólogo y presentador de Tu Tiempo de Antena 3.

Si aquello fue el año pasado, la tendencia ha continuado este 2024: el primer trimestre -enero, febrero, marzo- se ha erigido como el más cálido en la superficie de la Tierra desde al menos 1850, año en el que comenzó la serie histórica de temperaturas de la agencia estadounidense NOAA (siglas en inglés de Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica). Está ahora por ver qué ocurre este verano en el que también se esperan temperaturas de auténtico récord.

"Cuanto más cálidos sean los océanos, más se calentará el planeta"

Mercedes Martín

Y esta constante subida de las temperaturas no es ajena a los océanos y mares que cubren la Tierra, sino que, al igual que nosotros, sus aguas también notan el calor. Ya hace un año, Mercedes Martín, oceanógrafa y presentadora de Tu Tiempo de Antena 3, avisaba de que las temperaturas de la superficie del mar eran las más altas en más de cuatro décadas. Una preocupante situación climática con consecuencias notables: "Los océanos más cálidos blanquean los corales, matan la vida marina, aumentan el nivel del mar y hacen que el océano sea menos eficiente para absorber la contaminación. Más del 90% del desequilibrio de calor en el balance energético de la Tierra termina en los océanos. Es decir, cuanto más cálidos sean los océanos, más se calentará el planeta", en palabras de Mercedes Martín. Es la pescadilla que se muerde la cola...

Tropicalización y desborealización de nuestros mares

Seguramente para los bañistas el aumento de la temperatura del mar sea imperceptible, pero no lo ha sido para las especies que habitan en el mar. Es ahí donde ha puesto el foco un estudio internacional liderado por el centro científico y tecnológico AZTI, con sede en el País Vasco, y cuyos resultados han sido publicados en 'Nature Communications'. Un estudio en el que se advierte sobre los cambios en la biodiversidad de los mares y océanos de Europa a causa de la constante subida de las temperaturas, además de evidenciar una redistribución sin precedentes de los ecosistemas marinos. Dos fenómenos que impactan directamente en el medioambiente pero, asimismo, con importantes consecuencias tanto económicas como sociales.

De esta manera, con los datos científicos aportados desde el trabajo de campo y su posterior análisis, se ha podido constatar que, a lo largo de los últimos 40 años, la mayoría de las comunidades y de los hábitats de los mares europeos ha respondido al calentamiento oceánico a través de dos fenómenos ecológicos conocidos como tropicalización y desborealización.

  • La tropicalización es el fenómeno que ha experimentado el océano Atlántico, donde se incluiría la zona del Cantábrico, y el responsable del incremento de especies más propias de aguas más cálidas.
  • La desborealización es el proceso que ha afectado a las comunidades marinas del Mediterráneo -donde el calentamiento ha sido mayor- y está relacionada con la disminución de especies de aguas frías.

"El incremento de la abundancia de especies de aguas cálidas, proceso denominado tropicalización, predomina en el Atlántico, mientras que la desborealización, proceso de disminución de la abundancia de especies de aguas frías, es especialmente notable en cuencas semicerradas como el Mediterráneo y el Báltico, que además experimentan las tasas más rápidas de calentamiento del mar", explica Guillem Chust, investigador del centro tecnológico AZTI y autor principal del estudio.

¿A qué se deben estas tendencias?

Los grados del agua deben entenderse como 'barreras' biogeográficas, es decir, como zonas delimitadas en las que tienen su hábitat determinadas especies. Algo así como el 'hogar' en el que se sienten a gusto y que les proporciona los condicionantes idóneos para poder subsistir.

"El aumento de especies de aguas cálidas del Indo-Pacífico en el este del Mediterráneo, que compiten con las especies autóctonas, altera las redes tróficas y los ecosistemas marinos"

Guillem Chust

La diferencia de temperatura entre diferentes zonas marinas actúa así como un obstáculo físico para determinadas especies. No obstante, la variación térmica propicia que dichas especies se vean obligadas a migrar para adaptarse al calentamiento y en busca de aguas más adecuadas a sus condiciones naturales.

En esta línea, los expertos señalan la mayor facilidad de dispersión y colonización de especies en ambientes abiertos -tal sería el caso del Atlántico-, aunque también exponen casos de invasión en mares semicerrados: "Un ejemplo notable es el aumento de especies de aguas cálidas procedentes del Indo-Pacífico en el este del Mediterráneo, llegadas a través del Canal de Suez y que compiten con las especies autóctonas, alterando las redes tróficas y los ecosistemas marinos", refiere Guillem Chust.

Las especies más afectadas...

"El aumento de las temperaturas puede provocar extinciones locales"

Guillem Chust

El experto de AZTI es claro en su alerta: "El aumento de las temperaturas puede provocar colapsos poblacionales o extinciones locales". Y entre las especies de peces más afectadas y que están viendo reducir su número drásticamente está la sardinaeuropea en el Mediterráneo y el bacalao en el Báltico. También el salmón o la anguila, como señala Chust: "En particular, las especies diádromas, que migran entre el agua dulce y el mar como el salmón o la anguila, son vulnerables a los cambios climáticos, ya que experimentan efectos a lo largo de diferentes etapas vitales y hábitats".

El coralígeno y el zooplancton, otros 'vecinos' de las aguas europeas, tampoco escapan de los efectos de la creciente temperatura marina. El problema en este caso es doble, ya que la pérdida de estas especies afecta directamente a la estructura del hábitat de su ecosistema, pues sirven de alimento para peces y otros organismos acuáticos.

Y el estudio de AZTI no es el único que evidencia esta preocupante tendencia. En la misma línea se expresa Paolo G. Albano, investigador sénior del Departamento de Conservación de Animales Marinos y Participación Pública de la Estación Zoológica Anton Dohrn, en Nápoles. En una investigación publicada en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) hace hincapié en que la "fauna endémica del Mediterráneo está en serio peligro si el calentamiento global acaba detonando una invasión de especies tropicales atlánticas".

Una investigación que pone fecha al cambio de paradigma: 2050. Ese sería el año en el que el Mediterráneo habría cambiado de tal manera -o dicho de otra manera, se habría calentado tanto- que sus aguas serían capaces de acoger especies que ahora mismo son consideradas como invasoras y que no pueden, por el momento, sobrevivir en él. "Ya bajo un escenario climático intermedio para 2050, la conectividad climática a lo largo del noroeste de África puede permitir que las especies tropicales colonicen un Mediterráneo que ya estará adaptado a sus necesidades para ese momento", explica el estudio dirigido por Albano.

Y eso para dentro de menos de tres décadas, porque si echamos la vista un poco más lejos, en 2100 el Mediterráneo estará ya "completamente tropicalizado": "La invasión tropical del Atlántico se sumará a la invasión indo-pacífica en curso a través del canal de Suez", vaticinan los investigadores, lo que transformará "irreversiblemente" estas aguas y creará "un ecosistema novedoso sin precedentes en la historia humana". Seguirá llamándose Mediterráneo para entonces, pero será un 'Mare Nostrum' bien diferente al que conocemos en la actualidad.

...y las invasoras que llegan

El progresivo y constante calentamiento del agua oceánica es el responsable de que hasta la cornisa cantábrica, y especialmente a la zona del Atlántico gallego, hayan llegado especies desde los lugares más remotos e insospechados del planeta, como Nueva Zelanda o Sudáfrica. Especies tropicales que ven en estas aguas cada vez más templadas un reclamo y que, en apenas unos pocos años, se han convertido en habituales de la zona. Una familiaridad que se puede observar perfectamente en uno de estos peces 'ya no tan extraños', el pez ballesta: los propios pescadores y lugareños de la zona lo han rebautizado como 'peixe porco', adoptándolo como uno más de sus vecinos del mar.

"Podría provocar impactos relevantes en el ecosistema, como la aparición de nuevos peces parásitos y el aumento de superdepredadores"

Rafael Bañón

Más allá del apelativo con el que se refieran a estos invasores tropicales, el investigador vigués del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) Rafael Bañón, en un trabajo conjunto con expertos del IIM-CSIC, el IEO, el Cetmar y la UVigo, ha puesto de manifiesto la amenaza que la presencia de estas especies supone para los ecosistemas: "La creciente presencia de nuevos peces marinos en aguas gallegas podría provocar impactos relevantes en este ecosistema, como la aparición de nuevos peces parásitos y el aumento de superdepredadores y peces herbívoros, entre otros", expone la investigación.

Bañón alerta en este estudio de hasta un total de 50 nuevas especies tropicales en las aguas gallegas y que suponen una amenaza para su ecosistema marino. La primera avistada de la que se tiene constancia se remonta a 1945 y se trataba, precisamente, de un ejemplar de 'balistes capriscus', ese 'peixe porco' del que hablábamos.

Mientras que especies como la sardina, la anchoa o la vieira se están mudando al norte en busca de aguas más frías -la temperatura del agua en Galicia se ha incrementado casi un grado y medio en tan solo medio siglo-, los peces ballesta o las barracudas vienen a la zona a ocupar su lugar. También la corneta colorada, el sapo lusitano, el pez sapo, el pez dorado marino o el pez globo. Especies que, aunque inofensivas, pueden presentar cierto peligro para el ser humano, como es el caso del pez globo: debido a una toxina presente en su carne, piel e hígado, su ingesta puede resultar mortal para el ser humano. Un veneno incluso más potente que el cianuro.

Un impacto ecológico y económico

La desaparición de especies autóctonas supone un importante y dramático revés a nivel ecológico, pero tampoco debemos olvidar su impacto económico y comercial. Como señala Chust en el estudio del AZTI, los nuevos condicionantes ambientales afectarán "a las pesquerías y las economías locales que dependen de ellas (de esas especies en vías de extinción)".

"Las pesquerías necesitarán adaptarse"

Myron Peck

De esta manera, tal y como subraya Myron Peck, coautor de la investigación del centro vasco, el calentamiento de los océanos y los cambios asociados a él sobre la biodiversidad marina podrían incidir notablemente en los servicios ecosistémicos y los recursos marinos de los que se valen ciertas comunidades: "Las pesquerías necesitarán adaptarse incluyendo ajustes en las zonas de pesca, las temporadas de pesca, así como la diversificación hacia nuevas especies que podrían aumentar en abundancia debido al cambio climático".

Para poder afrontar y adaptarse a la nueva situación, la gestión y la regulación eficaces se antojarán como imperativos indispensables. ¿Qué implicaría ello? Que se tendrían que adaptar las cuotas de captura, así como cambiar las especies de pesca por otras de poblaciones de mayor abundancia. Esto acompañado de un punto crucial: la implementación de medidas de conservación para proteger las especies y los ecosistemas vulnerables.

Día Mundial de los Océanos

Como cada 8 de junio, se celebra el Día Mundial de los Océanos, una fecha establecida por la ONU en la que se quiere reconocer la importancia que tienen los océanos en nuestro planeta.

Estas ingentes masas de agua salada cubre el 70% de la Tierra, es fuente de vida -el océano alberga la mayor parte de la biodiversidad terrestre- y sustento tanto de la humanidad como de otras especies y son el principal pulmón del planeta: al menos al menos el 50% del oxígeno.

El lema de este año es 'Despertando nuevas profundidades', un mensaje con el que se pretende remover conciencias y animar a trabajar juntos por la salud y el buen estado de los océanos de la Tierra.

Así, la ONU recuerda que estamos 'cogiendo' del océano mucho más de lo que se regenera. Sin olvidar la preocupación por la acumulación de plásticos, la acidificación y la subida de la temperatura de sus aguas, el ascenso del nivel del mar... Importantes consecuencias derivadas de la actividad humana y que podrían tener un efecto devastador en el clima global.

"Al ser humano se le están cerrando los sentidos"

Decía Ernesto Sábato que "la humanidad está cayendo en una globalización que no tiende a unir culturas, sino a imponer sobre ellas el único patrón que les permita quedar dentro del sistema mundial". Que en ese proceso de globalización, el ser humano ha llegado a desvirtuar el bien común, la esencia de la comunidad, los propios deseos individuales. Y si la civilización ha llegado a ser víctima de su propia creación, también la ha sufrido la propia Tierra, pues la conquista de la tecnificación ha traído pareja una "cosificación de la naturaleza".

Tal y como ocurre con la especie humana, quizás también los océanos se están globalizando y el cambio climático y el aumento de la temperatura no sea sino el disolvente capaz de 'borrar' diferencias. Pero la diferencia no siempre es mala, porque que exista lo ajeno, lo otro, es constancia irrefutable de que existe la diversidad: diversidad de opiniones, de culturas, de corrientes artísticas y, para el caso que nos trae, de especies, de paisajes, de vida.

Profundizando en esa variedad, no olvidemos que cada criatura tiene su cometido, aunque su misión impuesta por la Naturaleza no sea otra que la de ser comido. A fin de cuentas, todo y todos somos engranajes de un bien mucho mayor que debemos mantener: este planeta que nos ha precedido y que nos perdurará.

Volviendo al escritor argentino, estas palabras suyas resumen el 'deshumanizado' y 'desnaturalizado' camino que la humanidad ha emprendido ajeno a cuanto le rodea: "Al ser humano se le están cerrando los sentidos, cada vez requiere más intensidad, como los sordos. No vemos lo que no tiene la iluminación de la pantalla, ni oímos lo que no llega a nosotros cargado de decibeles, ni olemos perfumes. Ya ni las flores los tienen". A lo que yo añado: el ser humano, en su ansía de ir siempre a más, ya ni se da cuenta de todo el mal que provoca a su propio hogar. Y en poco tiempo, quién sabe si ya ni tendrá hogar.

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