Ola de calor
El Mediterráneo es el nuevo Caribe: la temperatura del agua supera los 30ºC y aumenta el peligro de huracanes
El mar Mediterráneo ha alcanzado este julio temperaturas similares a las del Caribe. Temperaturas superficiales de 30ºC y de 28ºC en el agua del mar. Y se prevé que se haga más habitual en los próximos años, en parte debido a la falta de lluvias.
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Las temperaturas continúan subiendo. Tanto en el aire como en el agua superan las de años anteriores. Esta situación, aunque parece extrema, se prevé que se normalizará. A partir de ahora tendremos que adaptarnos a las temperaturas que han llegado tras las numerosas olas de calor. De hecho, en los últimos 40 años, la temperatura media, según registros, ha aumentado una media de 1,4 grados.
A estos récords de temperatura ambiental se le suma también la del mar. En algunas partes se han superado ya los 30ºC, lo que supone entre 3ºC y 5ºC más de los que estábamos acostumbrados, y eso hará que acudir a las playas a refrescarse calmará cada vez menos el calor. Una situación que es muy similar a la del Caribe.
Consecuencias peligrosas
Aunque esto pueda sonar bien, porque se relaciona con destinos vacacionales paradisiacos, trae consecuencias preocupantes. El aumento en las temperaturas ha hecho que aumenten a su vez los fenómenos climatológicos. Tormentas y huracanes que se asemejan más a los fenómenos del Caribe que a los de España. Además, el Mediterráneo podría ser escenario de huracanes.
Un estudio publicado en 2019 en 'Geophysical Research Letters' apuntaba a un aumento potencial del peligro de actividad de huracanesen el Mediterráneo por el calentamiento global. Esto es significativo si se tiene en cuenta que los huracanes del Caribe se forman a partir del umbral de 27ºC.
Las tormentas tropicales y huracanes, que se forman por el aumento de la temperatura del agua del mar, alcanzan una mayor intensidad tanto en la velocidad del viento como en las lluvias. Los océanos llevan calentándose desde el siglo pasado, pero ahora la subida de los grados del mar está sucediendo de una manera más intensa. Esto sucede porque se emiten más gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera. Un exceso de calor que es absorbido por los mares en un 90%.
Un futuro cada vez más cálido
Por otro lado, las altas temperaturas provocarán una mayor intensidad en las olas de calor y en la sequedad extrema durante la segunda mitad del siglo XXI, con especial foco en el sur de Europa.
Este fenómeno se debe, en gran parte, a la posición geográfica del Mediterráneo, puesto que se encuentra entre los subtrópicos secos y las latitudes medias relativamente húmedas. Ahí, las temperaturas altas del verano tienden a provocar una rápida evaporización en las precipitaciones y, por ello, dependen de que las lluvias de primavera sean suficientemente consistentes para resistir en verano.
En el caso de falta de las mencionadas lluvias, al no haber agua en el suelo para evaporar, la energía solar aumenta de forma progresiva la temperatura del aire. Además, la disminución de la entrada de agua en las capas de aire cercanas a la superficie, generándose un aire más seco y, en consecuencia, una reducción de la posibilidad de precipitaciones.
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