Peligro de extinción
Un millón de especies estarán en peligro de extinción en las próximas décadas
Sabemos que la Tierra se ha calentado más de 1,1 grados centígrados desde finales del siglo XIX. Este calentamiento supone una clara amenaza para ciertas especies y ecosistemas. Muchas de ellas se están extiguiendo mil veces más rápido que en cualquier otra época.
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Una de las consecuencias de esta subida es el deshielo de los polos. Según National Geographic, los últimos 8 años han sido los más calurosos desde que existen los registros. La NASA ha constatado que el nivel del mar ha aumentado 20 centímetros desde 1880 y se estima que siga creciendo.
Medidas para evitar el impacto en la fauna y la flora
Inundaciones como consecuencia del aumento de precipitaciones y sequías en otras zonas provocan la necesidad de actuar. "Es preciso un cambio en el modelo productivo para adaptarse a la disponibilidad de recursos actuales y, además, asegurar las reservas de estos en el futuro", nos explica Beatriz Nespereira de la escuela de formación industrial MINT.
Migración de especies
El aumento de las temperaturas da lugar al desplazamiento de muchas especies a zonas más frías. Se tiene constancia de que aves, mariposas, zorros, plantas alpinas y algunas especies marinas han emigrado al norte. La Península Ibérica será de las zonas más afectadas por este desplazamiento al encontrarse en el límite sur de la zona templada.
Ecosistemas marinos
Este calentamiento afecta a los ecosistemas marinos a través de epidemias, presencia de especies invasoras y mortalidad masiva. Se ha producido una disminución drástica de las poblaciones de algas pardas en la costa norte de España, las cuales dan refugio y son zona de cría de muchas especies de fauna marina. También se han registrado más de 30 especies de peces tropicales en las últimas décadas en las aguas de las Islas Canarias.
Aumento de la concentración atmosférica de CO2
Este hecho influye de manera directa en la fotosíntesis y tiene efectos sobre el crecimiento de las especies. En este mismo sentido, la flora de alta montaña se ve afectada por el descenso brusco de la cantidad de nieve en las montañas, ya que esta escasez reduce el efecto aislante durante el invierno, sometiendo a la flora de las cumbres a temperaturas extremas.
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