Lluvias

El obispo de Córdoba pide "invocar la lluvia" en pleno verano

Demetrio Fernández pone el día de la fiesta del Carmen la fiesta de la Virgen del Carmen, en julio, como fecha del llamamiento: "Es el momento propicio".

La Virgen del Carmen

La Virgen del CarmenDiócesis de Córdoba

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Rara vez llueve en Córdoba en verano. Su capital y provincia suele liderar las temperaturas más altas que se registran en España durante el verano. Las copiosas lluvias caídas en Semana Santa aliviaron el nivel de los pantanos, que se encontraban por debajo del 20 por ciento, en situación crítica.

Hoy el panorama es mucho mejor, donde el agua embalsada casi alcanza el 38 por ciento, pero está por debajo de la media de los últimos 10 años. Y como quedan meses por delante sin previsiones de precipitaciones, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha instado a los cordobeses a pedir ayuda al Altísimo.

El prelado, a través de una carta -escribe una cada semana-, llama a los ciudadanos a "invocar a la lluvia", aunque sea por intermediación: "Acudir a la intercesión de la Virgen es lo propio", redacta. Y ha elegido fecha para que el 'milagro' ocurra: el próximo 16 de julio, día de la Virgen del Carmen; es decir, en pleno verano. "Es momento propicio para invocar la lluvia abundante que riegue nuestros campos, nuestras cosechas y llene las reservas necesarias para el consumo humano", afirma.

Como las posibilidades de grandes precipitaciones para esas fechas son casi nulas, la petición a Dios no tiene la intención de que se produzcan de manera inmediata: “Cuando le pedimos a Dios una gracia, que bien sabe él que necesitamos, normalmente no nos la concede a la primera. No porque Dios sea tacaño. Dios es siempre más generoso que nosotros y quiere siempre nuestro bien. Si él tarda en concederlo es porque quiere que nos volvamos a él, que nos convirtamos a él y reconozcamos que tales dones nos vienen de él. También el don de la lluvia, que tanto necesitamos”, añade el máximo representante de la Iglesia en Córdoba.

Un ruego a los cielos sin complejos

El obispo tiene la corazonada de que su llamamiento puede ser recibido con reticencia, por lo que solicita que se haga sin complejos: “En el contexto laico o incluso ateo en el que vivimos parece fuera de sitio pedir el agua a Dios (…).

Para los creyentes Dios sigue siendo el mismo, es el Padre que nos concede el pan de cada día, el que nos da la lluvia en el momento oportuno”, resuelve. Y si no llega pronto, hay que continuar con el ruego, “puesto que se trata de una necesidad vital”. “Perseveremos en la petición y Dios nos concederá lo que pedimos”, sentencia.

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