Sequía

Vuelve a secarse un año más la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana

La sequía, el turismo y la agricultura sin control están detrás de este desastre ecológico.

Vuelve a secarse un año más la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana

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Vuelve a suceder. La laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, se queda sin agua otro año más. Es la primera vez que sucede desde que la Estación Biológica del parque tiene registros desde hace medio siglo. La grave sequía que atravesamos, unida a la sobreexplotación del acuífero con fines agrícolas o turísticos, son las causas de la grave situación en la que se encuentra el parque y sus lagunas.

Esta laguna está permanentemente vigilada por las autoridades científicas por el alto valor medioambiental y la gran importancia que tiene. Era la única en todo el parque que podía considerarse permanente, ya que todas las demás han desaparecido. Sin embargo, este miércoles llegó lo que se temía y se constató finalmente su completa desecación.

La desecación de Santa Olalla en verano es una de las mayores evidencias de su situación crítica, que deja, además, sin refugios acuáticos en periodo estival a la fauna y flora del parque. Con los datos recopilados en los últimos 40 años, se constata que casi el 60% de las lagunas de mayor tamaño de Doñana ha desaparecido ya.

Las lagunas permanentes son muy escasas dentro de Doñana. La única que podíamos seguir considerando permanente era esta que se ha secado, Santa Olalla. Su completa desecación impide, por ejemplo, la presencia de peces. Cuando se secó en 2022 se observó la muerte de las anguilas que quedaban, una especie amenazada.

El efecto de la actividad humana

No todo es sequía, la actividad humana sin duda está alterando, y mucho, el equilibrio natural de las lagunas y agravándolo seriamente. En la última década no se han producido años de grandes precipitaciones, reduciéndose la recarga del acuífero, que no ha sido suficiente para contrarrestar las excesivas captaciones de agua para consumo de la localidad turística de Matalascañas en el periodo estival, así como para los cultivos intensivos de fresa situados en los alrededores del parque, que han aumentado su superficie en más del 30% en los últimos 10 años.

La comunidad científica pide, entre otras cosas, la reducción drástica de agua extraída de acuífero para garantizar su recuperación y la monitorización exhaustiva del agua utilizada para no salirse de la legalidad.

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