ELECCIONES AUTONÓMICAS Y MUNICIPALES
La participación en las elecciones generales aumentó con respecto a las de 2016. Pero en unos comicios hay diferentes tipos de votos que hay que conocer para saber a quién beneficia y a quien no de cara a las elecciones autonómicas, municipales y autonómicas del próximo 26 de mayo.
Uno de los datos más destacados de las elecciones generales fue el aumento de la participación con respecto a los comicios de 2016. El pasado 28 de abril votaron 26.361.051 españoles para elegir a los diputados del Congreso, un dato que sitúa la participación en el 75,75% un 9,27% más que en las pasadas elecciones.
Las cifras en todos los diferentes tipos de votos aumentaron. 275.410 emitieron su voto de forma nula, un 0,11% más. También aumentaron los votos en blanco, 199.511 sobres no contenían nada en su interior.
Además, hay que tener en cuenta que la abstención este año fue inferior a las elecciones anteriores. Un 24,25% de los españoles no ejercieron su derecho al voto, lo que se traduce en 8.437.153 personas.
Pero a parte de las cifras es importante conocer el significado de estos conceptos:
Se llama voto nulo cuando dentro del sobre donde debe ir la papeleta hay algún objeto o símbolo que no debe estar ahí. Por ejemplo el sobre contiene más de una papeleta de dos candidaturas, en el caso de que las dos sean del mismo partido, se consideraría un voto válido; cuando solo tiene una pero está marcada más de una vez o cuando en el sobre hay algún objeto o frase que no debería estar ahí.
Estos votos se consideran como "voto emitido no válido" y no se tienen en cuentan para realizar el reparto de escaños, por lo que no benefician ni perjudican a nadie.
El voto blanco se da cuando dentro del sobre no hay nada. Según la actual Ley Electoral española, esta clase de voto se considera válido y por tanto, se tiene en cuenta a la hora de repartir los escaños. Aquí se tendría en cuenta la ley d'Hondt, ya que en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos, por lo que al incluir los votos en blanco una candidatura necesita más votos para lograr escaño.
Para entender esto, es mejor utilizar un ejemplo: en una circunscripción imaginaria en la que ha habido 1.000 votos a candidaturas, 200 en blanco y 50 nulos, teniendo en cuenta sólo los votos a candidaturas un partido necesitaría 30 votos (el 3%) para conseguir un escaño, mientras que al tener en cuenta los votos en blanco requeriría 36 (el 3% de 1.200).
Esto perjudica a los partidos pequeños porque la misma ley d'Hondt les perjudica en las circunscripciones pequeñas.
El voto en blanco transmite la idea de que la persona no está de acuerdo con ninguno de los partidos que se presentan.
La abstención es simplemente no ir a votar y por lo tanto no afecta a los resultados. En este caso es difícil averiguar por que el elector no ha emitido su voto ya que puede ser por indiferencia, enfermedad, etc.
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