Guerra de Irak
20 años del derribo de la estatua de Sadam Husein: el símbolo de la promesa incumplida de la democracia en Irak
El régimen cayó poco después de la invasión estadounidense. Dos décadas después, el país sigue sufriendo la violencia sectaria. Las armas de destrucción masiva, excusa para la invasión, nunca se encontraron.
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El 9 de abril de 2003 miles de iraquíes salieron a las calles para protestar contra el régimen de Sadam Huseín. La tensión fue aumentando y dejó una imagen para la historia, la de los marines estadounidenses derrocando la estatua del líder del país. Los soldados llegaron a la plaza del Paraíso, amarraron una soga a un tanque, se la echaron al cuello de la estatua y derribaron uno de los símbolos más grandes del régimen.
Cuando estaba en el suelo, decenas de iraquíes se abalanzaron sobre ella. Unos la golpearon con mazos, otros le tiraron piedras, y alguno de los ancianos que pasaba por allí la escupió. Las imágenes del derribo de la estatua se retransmitieron en directo en todo el mundo y se convirtieron en el símbolo del derrocamiento del dictador tras 25 años en el poder.
La invasión de Irak fue una ofensiva liderada por Estados Unidos, lanzada el 20 de marzo de 2003, al margen de Naciones Unidas, y con el objetivo de derrocar a Sadam Husein. La invasión, respaldada por Reino Unido y España, fue desencadenada bajo lapremisa de que Irak contaba con armas de destrucción masiva y había estado implicado en los atentados del 11 de septiembre de 2001. Esas supuestas armas nunca se encontraron y hoy, 20 años después, las heridas de esa guerra siguen abiertas.
655.000 muertes
La invasión acabó con la vida de miles de personas, 655.000 según la Universidad John Hopkins. Dos de ellas son las de los periodistas Julio Anguita Parrado, que fue alcanzado por un misil iraquí contra el Ejército de EEUU, y José Couso, que fue asesinado por un proyectil de un tanque estadounidense que impactó en el hotel Palestina.
Julio Anguita era hijo del que fue coordinador general de IU, Julio Anguita, y uno de los más de 500 periodistas que viajaban junto a las tropas estadounidenses y escribían crónicas durante la campaña militar de la guerra.
El día de su asesinato, Julio había decidido quedarse en la base de operaciones que había montado el Ejército norteamericano cerca de Bagdad antes de derrocar al régimen de Sadam Husein, y no acompañar a los carros de combate ya que consideraba que la expedición era muy arriesgada. Sin embargo, todo acabó en una desgracia porque en el almacén agrícola que los americanos habían convertido en base cayó un misil que le mató a él, al fotógrafo alemán Christian Liebik y a dos soldados.
La familia de Couso pide justicia
José Couso estaba en el hotel Palestina, centro de la prensa internacional, informando de todo lo que sucedía en Bagadad cuando un tanque estadounidense disparó contra el hotel. En el ataque murieron dos periodistas más.
El próximo día 22, la familia del cámara se volverá a concentrar frente a la embajada de EEUU para que se haga justicia y se cumpla el acuerdo de coalición de recuperar el criterio de la jurisdicción universal y perseguir a los criminales de guerra.
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Desde 2019 los familiares esperan que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resuelva de forma favorable el recurso que interpusieron contra la sentencia del Constitucional, que avaló el archivo del caso, en el que fueron procesados tres militares estadounidenses por supuesto delito contra la comunidad internacional.
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