La portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, ha afirmado que las declaraciones ante el juez del presunto cerebro de la trama Púnica, David Marjaliza, le producen "bochorno, vergüenza e indignación".
En un desayuno informativo organizado por el diario Estrella Digital, Aguirre ha recalcado que el juez Eloy Velasco tendrá que calibrar las afirmaciones de Marjaliza, que en una declaración de 13 horas relató el funcionamiento de una red corrupta de comisiones a cambio de adjudicaciones que incluía pagos a alcaldes y financiación de campañas electorales en decenas de municipios. A la pregunta de si se siente concernida, responsable y traicionada por los casos de corrupción que han salpicado al Partido Popular en Madrid, Aguirre ha respondido "sí, sí, sí".
Ha señalado que ya lo demostró cuando presentó su dimisión como presidenta del PP de Madrid el pasado mes de febrero, y ha recordado que ahora las declaraciones "de un señor que se supone que es uno de los principales delincuentes" el juez las tendrá que calibrar. "Pero sin duda a mí me producen bochorno, vergüenza e indignación, claro que sí", ha añadido Aguirre. ´
Ha indicado que asume su culpa 'in eligendo' por haber propuesto secretario general del PP de Madrid a Francisco Granados, otro de los presuntos cabecillas del caso Púnica, por ser "un exitoso alcalde de un municipio en el que el PP no había gobernado nunca". "Sin embargo las apariencias, porque aún no se le ha juzgado, hacen pensar que está acusado de cuestiones muy graves y alguna de las apariencias, o sea un millón de euros en el altillo del suegro nos hace pensar que el juez debe tener no solo indicios, sino evidencias para mantenerle en la cárcel (...)", ha apostillado Aguirre.
En cuanto a su responsabilidad 'in vigilando', la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha asegurado que no se ocupó "de los asuntos de la financiación del Partido Popular". No obstante, ha afirmado que aunque "había un contable, un gerente, un tesorero y un secretario general", ella era la presidenta.
Aguirre ha señalado que dimitió no porque se haya llevado "un duro", sino porque consideró que debía hacerlo. En su opinión, "no hay nadie" que piense que es corrupta, ni entre los 'trolls podemitas' que se dedican "todos los días" a denostarla. "Ni siquiera" ellos lo dicen, ha indicado.