El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha señalado que "no se puede esperar hasta el último momento" para preparar la nueva confluencia de izquierda de cara a próximos ciclos electorales, ya que hay que centrar un proyecto de país "sin ansiedad pero de forma clara y pisando bien el terreno".
Así lo ha remarcado durante su intervención inicial ante la Coordinadora Federal del partido, donde ha expuesto ante la dirección del partido el informe político con el que quiere replantear el estatus de su relación con Podemos, para revertir el desgaste "preocupante" que reflejan las encuestas.
En la reunión, Garzón ha pedido que se "reduzca la incertidumbre" sobre las alianzas entre partidos y ha asegurado que en el "nuevo ciclo político" que se inicia en el 2019 hay "tiempo suficiente para hacer las cosas mucho mejor" que cuando se configuraron las primeras confluencias. Ha indicado que la unidad debe formarse desde "la óptica del programa", en el que se debe defender "a ultranza" las condiciones de vida de los españoles ante las medidas neoliberales.
Para el coordinador general de Izquierda Unida el actual escenario político es "complicado", por lo que ha apelado a la ilusión poniendo como ejemplo el "éxito" logrado por las confluencias electorales en grandes ciudades de España.
"Debemos ver estos proyectos sin ansiedad ni urgencia para afrontarlos con honestidad", ha insistido. El líder de IU ha remarcado que en el 2019 está en juego el "orden social", ya que se están generando condiciones para "un nuevo estallido financiero y político", por lo que es importante que la izquierda esté organizada para "afrontar las consecuencias de la crisis".
Asimismo, ha señalado que su partido comenzará una campaña y debate sobre la elaboración de una nueva Constitución en España, en la que se concentre la idea de "la república federal de España que defiende los derechos sociales y humanos".
En el Consejo Político que ha celebrado el partido se han discutido un documento en que el que se alerta de la necesidad de reaccionar ante los efectos negativos que la crisis catalana ha tenido para Unidos Podemos y la izquierda en general. Sostiene, además, que la simpatía hacia Podemos ha descendido de forma significativa en los dos últimos años, mientras que la de IU se ha mantenido estable en niveles más bajos.