El expresidente de la Generalitat, Artur Mas (PDeCAT), ha advertido de que sería "letal para Cataluña" que el Estado forzara la convocatoria de unas elecciones al Parlament, acogiéndose al artículo 155 de la Constitución, y los partidos independentistas no se presentaran.
En una entrevista con el diario Ara, Mas ha puntualizado que esta cuestión aún no ha sido debatida en el seno del PDeCAT, pero sí ha opinado que la configuración de un Parlament sin presencia de diputados independentistas sería "un muy mal final" del proceso soberanista.
Mas no ve "unas elecciones convocadas por el Estado donde sólo se presenten los partidos que quieren la dependencia del Estado". "Esta opción no la contemplaría porque creo que es letal para Cataluña", ha alertado. Según Mas, "no sería asumible" que "todo esto acabase con un Parlament donde sólo estuviesen presentes los partidos que defienden la dependencia del Estado español".
Mas no ha dado por hecho que el Estado acabe aplicando el artículo 155 de la Constitución, porque "hasta que no se reúna el Senado" para aprobar esta medida no hay que perder "la esperanza de que en algún momento se llegue a abrir un diálogo".
"En algún momento el diálogo y la negociación serán absolutamente imprescindibles", ha remarcado Mas, que ha asegurado que hay "personas que han intentado abrir esta brecha de diálogo", aunque de momento se han encontrado con un "bloqueo" en Madrid, donde "no se acepta la realidad catalana actual", con un Parlament con mayoría absoluta independentista.
Mas ha cargado contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por no atender la oferta de diálogo del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. "Rajoy le dice: '¿Sabes qué, Puigdemont? Bájate los pantalones, humíllate, queda mal, por el suelo, como un trapo sucio, y entonces hablemos'. Y esto es inaceptable", ha apuntado.
Por otro lado, Mas ha reconocido que le "sabría mal" que su antecesor en el cargo de presidente de la Generalitat, José Montilla, votase en el Senado a favor de aplicar el artículo 155 y ha acusado a los socialistas de haberse convertido en "parte del problema", al no "desmarcarse" de la estrategia del Gobierno español y no facilitar así una solución dialogada.