El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, se enfrenta ante la Eurocámara a una audiencia pública en la que los eurodiputados evaluarán su idoneidad para convertirse en el próximo Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE y vicepresidente de la próxima Comisión Europea, que tomará posesión el 1 de noviembre.
Borrell tendrá 15 minutos para exponer su visión y prioridades al frente de la diplomacia europea y después deberá responder a 25 preguntas de los diferentes grupos políticos. Serán un total de tres horas que arrancarán a las 14.30 horas y concluirán con una breve intervención de clausura si el aspirante a comisario lo desea.
La comparecencia de Borrell se produce en un momento de tensión entre la UE y Estados Unidos por el anuncio de aranceles a productos europeos en la batalla de las ayudas públicas al sector aeronáutico. Así, es previsible que la relación trasatlántica ocupe un lugar preeminente entre los desafíos internacionales (como las relaciones con China o Rusia, la relación con Irán o la crisis de Venezuela).
No obstante, la práctica de los eurodiputados es no solo prestar atención a los planes de futuro de los aspirantes, sino poner el foco también en su conducta pasada y en su patrimonio y buscar posibles conflictos de interés.
Así lo han hecho en los últimos días con la candidata francesa o la sueca, y fuentes parlamentarias dan por hecho que "no se va a ser más blando con Borrell, sino que habrá el mismo nivel de exigencia". Así, dan por hecho que habrá preguntas sobre su relación con Abengoa -tanto sobre su dimisión como rector del Instituto Europeo Universitario de Florencia por un conflicto de intereses como por la multa que le impuso la CNMV por vender acciones-.
La Comisión de Asuntos Jurídicos de la Eurocámara ya dio luz verde a su actual declaración de bienes, que incluye acciones en empresas cotizadas como Iberdrola, el BBVA y la alemana Bayer.
Está por ver si recibe preguntas sobre la situación de Cataluña, un ámbito donde el aspirante a comisario ha combatido sin ambages al independentismo, que tiene aliados en la Eurocámara. El propio Borrell ha dado por hecho en público que el independentismo haría lo posible por torpedear su candidatura. Con todo, desde el grupo de Los Verdes, el que más ha censurado que Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Toni Comín no hayan podido tomar posesión de sus escaños en la Eurocámara, dicen que "no habrá pregunta sobre Cataluña".
A medio camino entre la crisis en Cataluña y sus futuras competencias está, por sus implicaciones políticas, la cuestión de Kosovo. El diálogo entre Pristina y Belgrado para el reconocimiento del nuevo país y su posterior aspiración a entrar en la UE será algo que deberá alentar Borrell justo después de haber formado parte de un Gobierno que no reconoce la independencia de Kosovo.
El equipo de Borrell, que ha pasado la última semana en Bruselas manteniendo reuniones para preparar su comparecencia, da por hecho que en las preguntas pueden surgir todos estos asuntos.
Una comisión "geopolítica"
El aún ministro tratará de explicar sus planes para cumplir con su parte en que la próxima Comisión sea "geopolítica", en palabras de su presidenta, Ursula von der Leyen. Su objetivo será coordinar la acción exterior de la UE para "maximizar" su capacidad de influencia y así proteger los intereses europeos y promover sus valores.
En respuesta al cuestionario escrito que le envió la Eurocámara, Borrell ya avisó de que, cuando los Gobiernos de los Veintisiete no se pongan de acuerdo en asuntos de política exterior, él no se contentará con lograr un "mínimo común denominador", sino que será proactivo para construir consensos. La UE, advirtió en ese documento, tiene capacidad de influir "cuando actúa unida".
Como ha avanzado varias veces en público, tratará de superar la norma de la unanimidad en política exterior pidiendo a los gobiernos que exploren las opciones que da el Tratado para que algunas decisiones se tomen por mayoría cualificada, o la posibilidad de abstenciones constructivas.
Tras el examen en la Eurocámara, los coordinadores de cada grupo político de la Comisión de Exteriores tienen un plazo de 24 horas para dar su opinión favorable o en su defecto pedir más aclaraciones por escrito, como ya ha ocurrido en el caso de los candidatos polaco, francesa y sueca, aunque varias fuentes parlamentarias vaticinan que Borrell "no tendrá problemas" para pasar su examen. "Está blindado porque fue designado por los jefes de Estado y de Gobierno", recuerdan algunas fuentes.
Velar por la coherencia de la acción exterior
Borrell, como Alto Representante, "estará al frente de la política exterior y de seguridad común de la Unión" y "velará por la coherencia" de dicha acción exterior, encargado de "la coordinación" de las demás políticas relacionadas con la acción exterior como la política de desarrollo, la ayuda humanitaria o la política de ampliación y vecindad, así como defensa. Para ello presidirá el grupo de comisarios cuya cartera guarda relación con exteriores y además presidirá el Consejo de Asuntos Exteriores, será el jefe de la Agencia Europea de Defensa.
Von der Leyen explicó que Borrell tendrá "la misma cartera" que su antecesora, Federica Mogherini a pesar de que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, dijo en julio que asumiría también las competencias de ayuda. Borrell, que será vicepresidente de la Comisión, pero no un vicepresidente ejecutivo, deberá informar sobre los últimos acontecimientos en política exterior cada semana al Colegio de Comisarios.
Borrell estará al frente del Servicio Europeo de Acción Exterior, con una plantilla de 4.169 personas, incluidas 140 delegaciones por todo el mundo y un presupuesto de 678,5 millones en 2018.