Gobierno

Así fueron los minutos previos al anuncio de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez anunció este lunes desde Moncloa su continuidad al frente del Ejecutivo tras cinco días de reflexión por la apertura de diligencias a su esposa, Begoña Gómez. Así se preparó todo para el discurso más esperado del presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez no dimite como presidente del Gobierno: qué pasa ahora

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Fue una mañana de infarto. Los movimientos previos al discurso del presidente del Gobierno, en el que anunciaría su continuidad al frente del Gobierno de España, llevaron a la especulación y a la incertidumbre absoluta. El hecho que desató ese nerviosismo entre muchos: la reunión de Pedro Sánchez con el rey Felipe VI, puesto que este encuentro tan solo se produce en caso de dimisión. Sin embargo, a los pocos minutos llegó ese "he decidido seguir", con el que aclaraba que no deja Moncloa.

Esa visita al jefe del Estado es uno de los asuntos que marcan la polémica. El presidente del Gobierno se desplazó hasta Zarzuela antes de su comparecencia institucional, tan solo para comunicar a Felipe VI que todo iba a seguir igual. Mientras tanto, la oposición considera que utilizó al rey como un actor secundario, tan solo solo como parte del 'atrezo' de su decisión de quedarse.

Ahora, tras conocer la gran decisión de Pedro Sánchez, también se conocen más detalles, ¿qué pasó durante las primeras horas de este lunes 29 de abril, día que ya ha pasado a formar parte de los acontecimientos históricos y sin precedentes de España?

Los minutos previos a la gran decisión de Pedro Sánchez

Era las nueve menos veinte de la mañana cuando Moncloa daba el primer paso: enviaba un mensaje a través de Telegram a los periodistas. En él informaban acerca de una declaración institucional a las 12:00 horas del mediodía. Sin embargo, justo en esos momentos podría estar produciéndose el encuentro con el rey.

Cuando Pedro Sánchez regresaba a Moncloa de esa reunión con Felipe VI, se conocía otra noticia: la declaración del presidente del Gobierno se adelantaba a las 11:00 horas, movimiento que causó el desconcierto entre muchos.

Cuando quedaba algo más de una hora para que se produjera el anuncio, el presidente se reunía con cuatro personas de su máxima confianza: con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, con la Vicepresidenta Primera del Gobierno, María Jesús Montero, con el Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y con su jefe de Gabinete, Óscar López. Además, a cinco minutos de abrirse las puertas de Moncloa, hacía dos llamadas. Una de ellas al ministro de Transportes, Óscar Puente, la otra a la Portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.

Tras todo este periplo de movimientos, daban las 11:00 horas y Pedro Sánchez hablaba. Un "he decidido seguir" que dentro de Moncloa se celebró con gritos de alegría y aplausos, que incluso los micrófonos pudieron captar desde fuera. Fue un discurso de nueve minutos exactos, tras lo que el presidente del Gobierno volvía a reunirse con sus cuatro personas de confianza en lo que ya era en inicio de esta nueva etapa.

La oposición reacciona

Tras el anuncio del presidente del Gobierno, las reacciones no tardaron en llegar. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha acusado a Sánchez de tomar el pelo a los españoles con el anuncio de su continuidad como presidente del Gobierno tras cinco días de reflexión, a la vez que ha advertido de que tras su "obra de teatro" pretende "colar por detrás un cambio de régimen".

El jefe de la oposición también defiende que el "punto y aparte" anunciado por Sánchez debería ser la convocatoria de elecciones generales "a la mayor brevedad", aunque da por hecho que el PSOE no las convocará porque "teme a las urnas". Feijóo comparecía ante los medios de comunicación en la sede de su partido tras el anuncio Sánchez.

Discurso íntegro de Pedro Sánchez

"Buenas tardes, como saben, el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía. En ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace 10 años sufre mi familia, de presidir el gobierno de España. Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara.

Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena.

Si las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena. Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta.

Y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento. Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Y es cierto.

Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy, sino por lo que represento, que he dudado. Esta situación, que no deseo a nadie. También porque, sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde sólo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa.

Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar. He actuado desde una convicción clara, o decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país.

Es cierto que he dado este paso por motivos personales, pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios, porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria. Y familiar, como es la española, porque esto no es una cuestión ideológica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad.

Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro estado de derecho, si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sin razón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia.

Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores, y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias.

Por tanto la pregunta es sencilla ¿queremos esto para España? Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella.

Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos a España. Quiero agradecer de corazón las muestras de solidaridad y de empatía que hemos recibido de todos los ámbitos sociales. Lógicamente me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista.

La movilización social que ha influido decisivamente mi reflexión y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previamente al Jefe del Estado esta misma mañana. He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España.

Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo.

Asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades. Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe al frente de la presidencia.

Solo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, , se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo.

Porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio.

Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminándonos de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años. Apelo, en consecuencia, a la conciencia colectiva de la sociedad española. Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados.

Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democráticos que sufrió. Que superó con éxito una pandemia. Que, pese al difícil contexto geopolítico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento económico. Y respira paz social. Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y de las libertades pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia.

Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido, porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España. Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad.

Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible, mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España. Gracias".

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