La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a dos años y un día de cárcel a dos jóvenes marroquíes, Fouad Bouchihan e Ilyass Chentouf, por el delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas por difundir en las redes sociales información de carácter laudatorio de organizaciones terroristas yihadistas.
Sin embargo, han sido absueltos del delito de integración terrorista del que habían sido acusados tanto por la Fiscalía como la acusación popular, que ejercía la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que solicitaban seis y siete años de cárcel, respectivamente.
El tribunal ha descartado que Bouchihan y Chentouf tuvieran alguna relación con organizaciones terroristas o que tuvieran intención de colaborar o actuar. Lo que la Sala considera probado es que la abundante documentación incautada a los acusados durante la investigación policial, llevada a cabo entre junio de 2014 y el momento de su detención, en noviembre de 2016, era efectivamente de carácter yihadista, pero destaca en la sentencia que por muy abundantes que sean los elementos puramente ideológicos, "en tanto que permanezcan en el ámbito interno de la persona, conformando su ideología, sin rebasar ésta ni materializarse en actos concretos, no es suficiente para su categorización como delictivos".
Los magistrados añaden que no ha quedado probado, por no haber elementos externos que así lo indiquen, la existencia de "un mínimo de vínculos o nexos, de pertenencia o colaboración o bien de actos externos manifestados que pongan en relación a los acusados con estas organizaciones, más allá de lo que pueda significar la general aceptación de sus postulados o una mayor o menor afinidad ideológica".
Búsqueda desaforada y consumo material tóxico
Esto llevó a los acusados, según explica la sentencia, a "una desaforada búsqueda y consumo de material tóxico de carácter yihadista violento con el que alimentan su ideología, pero sin que aparezca ningún elemento indiciario mínimamente relevante o significativo que permita afirmar que estuvieran dispuestos a dar algún paso más allá". En definitiva, se trataba de "consumo puramente ideológico de información" y su "exhibición y exaltación" en las redes sociales.
En cuanto al adoctrinamiento o autoadoctrinamiento, los magistrados han analizado la reciente doctrina del Tribunal Supremo sobre la materia, concluyendo también que los acusados no encajan en este tipo de delitos porque no basta con que la acción del sujeto se limite al acopio de información y su autoconsumo, sino que se requiere "un elemento teleológico redoblado", de forma que "el acceso habitual a internet o la adquisición o tenencia documental debe ser con la finalidad de capacitarse para integrarse en una organización terrorista o que a través de la difusión de dicha información se pretenda la captación".
Una vez descartados los delitos de integración y de adoctrinamiento o autoadoctrinamiento, los jueces concluyen que los hechos examinados encajan como delito de enaltecimiento y humillación a las víctimas porque son conductas que trascienden las fronteras de la libertad de expresión, introduciéndose en el discurso del odio, ensalzándolo y publicitando de manera reiterada.
Según la sentencia, los acusados cometieron el delito "mediante la exhibición de imágenes, textos y composiciones enaltecedoras, creando una narrativa épica y laudatoria de la Yihad violenta y de los grupos y personajes terroristas y combatientes que en ella intervienen, llamando a combatir hasta la muerte a los infieles, en definitiva secundando un discurso del odio y del choque de civilizaciones, incorporando este contenido a sus perfiles en las redes sociales abiertas a otras personas, singularmente Facebook".
