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IMÁGENES DE UN ZULO

ETA planeaba otro asesinato como el de Miguel Ángel Blanco con un edil socialista

En el juicio contra siete miembros del comando Vizcaya, su jefe reconoció que tenían todo preparado para otro secuestro y asesinato.

Arkaitz Goikoetxea Basabe, que está siendo juzgado en la Audiencia Nacional y para quien el fiscal pide 64 años de cárcel, reconoce en el vídeo que ha sido proyectado durante la vista oral que el exjefe militar Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki, le ordenó "secuestrar y ejecutar" al edil del PSE en Eibar Benjamín Atutxa.

Al comienzo del juicio celebrado este lunes contra siete presuntos miembros y colaboradores del comando Vizcaya, que se enfrentan a penas de entre 8 y 64 años de cárcel, se ha emitido la cinta que refleja cómo Goikoetxea condujo el 24 de julio de 2008 al juez Baltasar Garzón hasta el zulo de la localidad riojana de Pazuengos, donde el comando guardaba jeringuillas y tranquilizantes para "secuestrar al concejal, mantenerlo sedado durante un par de días y finalmente acabar con su vida" tal y como hizo la banda en 1997 con el concejal del PP de Ermua Miguel Angel Blanco, según el fiscal.

La proyección comienza con una caravana de vehículos del Instituto Armado adentrándose por un camino de arena hasta llegar a un zulo oculto en el monte de Pazuengos. El dirigente de ETA señala al magistrado y a varios agentes el lugar escogido para ocultar el zulo.

"¿Hay algún peligro?", pregunta el juez, para descartar cualquier riesgo que puedan correr los agentes que van a manipular el escondite. Tras la negativa de Goikoetxea, un perro policía rastrea el montículo oculto bajo ramas y vegetación.

El vídeo recoge como varios agentes, algunos con los rostros pixelados y otros con pasamontañas, cavan con un pico y una pala hasta descubrir "la chapa" que cubre un bidón de unos 40 centímetros de diámetro, de color verde envuelto en una bolsa gris de plástico con una abrazadera metálica para cerrarlo. 

La secretaria judicial recoge las indicaciones que pronuncian los agentes y el presunto etarra sobre el material que contiene el zulo: una bolsa azul con la inscripción '4 k. Aluminio Ahutsa', una mochila y varias bolsas con 45 metros de cordón, cables rojos con terminales rojo y negro, placas de matrícula, tarteras, llaves especiales, bridas, barras de silicona, temporizadores, guantes de plástico, báscula de precisión y garrafas de plástico. 

La proyección muestra cómo Goikoetxea describe fríamente el contenido del bidón y los planes a los que el material iba destinado. En el momento en el que los agentes descubren un maletín con sustancias como morfina, valium y glucosa, el juez Garzón pregunta al etarra, que se encuentra esposado, acerca del destino de los tranquilizantes. 

No recordaba el nombre del amenazado
A la pregunta de si el comando planeaba utilizarlos en un secuestro, Goikoetxea asiente y revela el plan de capturar a un concejal socialista de Eibar, aunque dice no acordarse de su nombre sino tan sólo de que era "director de un colegio". 

El presunto militante de ETA revela que Txeroki dio la orden de "secuestrar y ejecutar" aunque precisa que, tras las múltiples vigilancias efectuadas entre octubre y diciembre de 2007,  no se llevó a cabo porque "no había posibilidades de hacerlo".

El acusado señala que la víctima es el director y profesor de matemáticas de un colegio del centro de Eibar. "Me acuerdo de que tenía una hija, me acuerdo de que estaba casado", señala el procesado, que añade que controlaban el vehículo con protección que lo trasladaba hasta el centro educativo.

En el vídeo se aprecia cómo Garzón revisa el estuche con las jeringuillas mientras que Goikoetxea reconoce que Txeroki les proporcionó este material al exjefe Jurdan Martitegi y a él y que éste no requería "ningún cuidado especial". 

Tras ello, el terrorista admite los distintos atentados que perpetró el comando entre agosto de 2007 y febrero de 2008, entre los que cita el de la casa cuartel de Legutiano (Alava) -en el que falleció Juan Manuel Piñuel-, el de Calahorra (La Rioja) -en el que indica que usaron 110 kilos de explosivo- y el del Club Marítimo de Durango, en el que explotaron 120 kilos de explosivo.

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