En una entrevista en la Ser ha recurrido así a palabras del que fuera presidente de su partido en la II República y el exilio, Indalecio Prieto, y ha afirmado que el PSOE es en realidad "accidentalista", de manera que "si la monarquía no gustaba de la democracia, el PSOE, que vivía de y con la democracia, no gustaba de la monarquía".
Para el expresidente del Gobierno, lo que ha cambiado es el apoyo de la monarquía a la democracia, y eso lo entendió no sólo el PSOE, sino también el que fuera líder del PCE Santiago Carrillo, que vio que "el elemento fundamental" es que hubiera reglas del juego democráticas.
"A lo mejor alguno de los actuales dirigentes no lo saben, aunque tienen edad para saberlo", ha añadido, en un momento en que los dirigentes de IU reclaman un referéndum sobre la forma de Estado, al igual que otros partidos y que las Juventudes del PSOE.
Aunque ha relatado que Don Juan Carlos le preguntó en alguna ocasión por qué era republicano --"fue muy divertida la conversación", ha dicho--, sí ha pedido a quienes quieran hacer un referéndum "que sean demócratas" y se propongan obtener "la mayoría necesaria para reformar las reglas de funcionamiento". "Eso es respetable, pero no que se quieran saltar las normas", ha dicho, aunque lo defiendan "las juventudes" de su partido o las "vejetudes".
González ha hecho esa misma reflexión para el caso de Cataluña, afirmando que en democracia hay dos elementos de legitimación: la decisión por mayoría respetando a las minorías y el respeto a las reglas del juego. "¿Quién se opone al derecho a decidir? Nadie, yo también quiero decidir", ha dicho, antes de recalcar que no se puede decidir "contra las reglas del juego".
Así, ha defendido que si alguien quiere cambiar las reglas del juego tiene que hacerlo por las vías democráticas y, además, sobre el ámbito territorial español "la mayoría que decide, si se toma la decisión de avanzar, es la mayoría de los españoles".
El expresidente ha insistido en su defensa de una reforma federal de la Constitución para evitar "el choque de trenes" fruto del "inmovilismo" de la Generalitat y del Gobierno, para hacer de la descentralización algo "seguro", "no reversible" y con lo que nadie se sienta "amenazado".
De este modo, ha insistido en que él es partidario de una reforma de la Constitución, pero desde hace tiempo, no por la nueva coyuntura surgida por la abdicación del Rey.