Murcia

Fernando López Miras vuelve a convertirse en emperador romano en la Semana Santa de Lorca, Murcia

El público de la localidad murciana jaleó y vitoreó el nombre de su presidente.

López Miras

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Fernando López Miras, presidente de la Región de Murcia, ha vuelto a acaparar las miradas de la procesión del Viernes Santo de Lorca, al convertirse en el emperador romano Teodosio I el Grande. Es el segundo año consecutivo en el que el dirigente político, montado en una cuadriga de caballos y ataviado con una armadura y casco romanos, participa en este desfile bíblico.

El presidente es conocido por su devoción hacia la Semana Santa, especialmente la de su ciudad natal, por lo que no es una sorpresa que se aventurara a participar en el desfile procesional del Viernes Santo.

López Miras apareció en una imponente cuadriga tirada por cuatro caballos que el mandatario, a pesar de la gran velocidad a la que iban, dirigió con destreza y habilidad.

El público de la localidad murciana jaleó y vitoreó el nombre de su presidente, que mostró su compromiso con las tradiciones de la Ciudad del Sol.

¿Qué se representa en el cortejo de Viernes Santo de Lorca?

El Cortejo de Viernes Santo en Lorca es un desfile único que se celebra cada año en dicha fecha a partir de las 20:00 h, iniciando en la Capilla del Rosario y desarrollándose en su totalidad por la Avenida Juan Carlos I.

Este desfile tiene su origen en 1885, cuando las cofradías del Paso Azul y Paso Blanco decidieron representar de forma escénica la Pasión de Cristo, comenzando con la entrada de Jesús en Jerusalén. Con los años, se incorporaron escenas del Antiguo Testamento, personajes históricos como Salomón o Cleopatra, y espectaculares carros y caballos.

El Cortejo es una dramatización de la Historia de la Salvación que dura más de tres horas y cuenta con la participación de cinco cofradías: Encarnado, Morado, Azul, Negro y Blanco, además de diversos grupos bíblicos. Participan más de 3.000 personas y 400 caballos, y destaca por la riqueza de sus vestuarios y bordados

¿Quién era Teodosio I El Grande?

A mediados del siglo IV, el equilibrio religioso en el Imperio romano comenzó a inclinarse decisivamente hacia el cristianismo. Aunque figuras como Temistio abogaban por la libertad de culto, la realidad mostraba una progresiva marginación del paganismo. Intelectuales y líderes sociales se sumaban al cristianismo, que ganaba influencia política, especialmente bajo emperadores como Constantino y Graciano. Este último cortó el financiamiento estatal a los cultos paganos y retiró símbolos tradicionales como el altar de la diosa Victoria.

El ascenso de Teodosio, firme defensor del cristianismo niceno, marcó un punto de inflexión. En 380, con el edicto de Tesalónica, declaró esta fe como la única oficial, iniciando una persecución tanto contra herejías cristianas como el arrianismo, como contra religiones tradicionales. Monjes, con apoyo de obispos y, a veces, del poder imperial, lideraron campañas de destrucción de templos en zonas rurales, especialmente en Oriente. Figuras como Cinegio llevaron esta ofensiva hasta Egipto, donde arrasaron santuarios y prohibieron cultos ancestrales.

La tensión culminó en Alejandría, cuando cristianos hallaron restos de un templo de Mitra y los ridiculizaron públicamente, provocando disturbios. Los paganos se refugiaron en el templo de Serapis, pero tras aceptar su rendición, la estatua fue destruida, simbolizando el fin del paganismo clásico.

Así, el cristianismo no solo se impuso como religión oficial, sino que transformó profundamente el paisaje religioso, cultural y político del Imperio, desplazando tradiciones milenarias y consolidando una nueva hegemonía espiritual.

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