El Gobierno ha confirmado que el Ministerio de Fomento firmó en abril de 2010, con José Blanco al frente del Departamento, un contrato por importe de 190.000 euros para la realización del retrato de Francisco Alvarez Cascos, último ministro del ramo con el Gobierno de José María Aznar y ahora al frente del Foro Asturias que gobernó el Principado hasta abril.
Según señala el Ejecutivo en una respuesta parlamentaria, el cuadro responde a la costumbre de que los ministros, después de dejar su mandato, son invitados a realizarse un retrato destinado a la galería del Ministerio. Cascos ya legó un retrato suyo para el Ministerio de la Presidencia, inaugurado cuando Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al frente de ese departamento.
La tradición es que sea el propio exministro quien escoja el artista que considere más adecuado, pero Alvarez Cascos no propuso cualquier retratista, sino que escogió a Antonio López, el genio hiperrrealista de Tomelloso (Ciudad Real), que es uno de los pintores más cotizados de la actualidad.
El Ministerio de Fomento cursó el encargo firmándose el contrato en abril de 2010 por un importe de 165.000 euros, IVA aparte. El Gobierno señala que esa cifra "es acorde con el precio habitual del autor por un encargo de dichas características".
Aún no se ha hecho efectivo el pago
Eso sí, en respuesta al diputado socialista asturiano Antonio Trevín, el Gobierno recalca que, como el retrato no ha sido entregado, el Ministerio de Fomento aún no ha abonado todavía cantidad alguna por él.
El precio del retrato de Cascos supera en más de doble que lo que el Congreso ha reservado para el del socialista José Bono, que supondrá un gasto de 82.600 euros, IVA incluido. Una cifra que ya suscitó una polémica porque pese a que el precio es similar al de cuadros anteriores, triplica el coste del dedicado a su antecesor en el cargo, el también socialista Manuel Marín, que optó por una fotografía cuyo precio será de 24.780 euros.
El cuadro de Bono será obra del pintor hiperrealista madrileño Bernardo Torrens, que ya tiene colgado en las paredes del palacio del Congreso el retrato de Félix Pons, mientras que el de Marín será una fotografía de Cristina García Rodero, Premio Nacional de Fotografía en 1996 y primera española que ingresó en la Agencia Magnum.