Ayer mismo Horrach reconocía que esto es lo que ha provocado un distanciamiento entre ambos y aseguraba que normalmente, de manera global, siempre han ido juntos de la mano.
Al principio las diferencias se solventaban de manera diplomática. Pero poco a poco, los que eran amigos y colaboradores fueron elevando las críticas.
El juez llegó a acusar al fiscal de estar perdiendo las formas y eso no era deseable, decía. El fiscal subió el tono y en un duro escrito acusaba a Castro de imputar a la Infanta apoyándose en teorías de la conspiración. Y de inculparla basándose en una absurda y denigrante teoría de una supuesta manipulación tendenciosa.
De las simples discrepancias se ha pasado a la ruptura total. Cada uno ha recrudecido su discurso y va por su lado.