La infanta Cristina negó insistentemente ante el juez Castro todo conocimiento de las presuntas actividades ilícitas de su esposo, en quien descargó la responsabilidad del control de la economía familiar y de su participación en la sociedad Aizoon: "Confiaba en él, él me lo sugirió y así lo acepté". "Siempre me he fiado de mi marido", aseguró la infanta Cristina el pasado 8 de febrero en su declaración como imputada ante el juez que investiga el caso Nóos, según consta en la transcripción que el magistrado ha trasladado a las partes.
La infanta, que insistió en que creía en la "honradez" de su marido, reiteró su confianza en Iñaki Urdangarin para explicar a Castro por qué constituyeron al 50 % la sociedad Aizoon, dirigida a "canalizar sus ingresos profesionales". "A partir de ahí -recalcó- yo no he tenido nada más que ver, ya lo ha llevado él, yo no he intervenido en nada". De hecho, negó haber participado nunca en las juntas de la sociedad familiar, ni haber estado "en una sede social de Aizoon", ya que nunca supo que el despacho de Urdangarin en su casa de Pedralbes tenía esa condición.
Afirmó también que no cree que su marido la utilizase como "escudo fiscal", como sostuvo un notario que declaró como testigo en la causa, porque es algo que "nunca hubiese aceptado". "Casi me ofende señoría", manifestó doña Cristina al insistir el juez en si no pensó que su presencia podría servir para impedir la intromisión de la Agencia Tributaria en presuntas irregularidades. Argumentó en sentido contrario: "Precisamente por ser hija del Rey, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalles todos los temas relacionados con la administración y con temas delicados y referentes a la Hacienda".
En relación con el Rey, doña Cristina dijo al juez que nunca habló con él sobre las "razones estéticas y de imagen" que hicieron que la Casa Real recomendara en 2005 a Iñaki Urdangarin apartarse del Instituto Nóos, una entidad que la infanta no creía que tuviera vinculación alguna con Aizoon.
Castro le preguntó si su padre no le había "hecho ninguna observación" sobre el consejo que dio a su esposo el asesor de la Casa Real José Manuel Romero, después de que se comenzaran a cuestionar en Baleares los contratos entre la administración autonómica y la entidad que presidía su esposo. "No, nunca", contestó tajante la infanta, que reconoció que conocía la solicitud que hizo Romero a Urdangarin y que éste le explicó que el propósito era "evitar posibles malas interpretaciones" de los contratos entre administraciones públicas y el Instituto Nóos, que según sus estatutos no tenía ánimo de lucro.
El magistrado le preguntó asimismo por los 1,2 millones de euros que le transfirió el Rey para ayudar a la pareja a comprar su chalé en Barcelona. "Fue un préstamo y tengo toda la intención de devolvérselo", señaló doña Cristina. Admitió que está devolviendo el dinero con retraso porque han cambiado las circunstancias de la economía familiar: "Ahora no estamos en condiciones de devolver nada".
"Me imagino que su Majestad el Rey no les habrá apremiado con interposición de acciones judiciales ante esta situación", preguntó entonces Castro, a lo que doña Cristina respondió: "Al final es mi padre y se fía de mí".
Respecto a otro préstamo, el de 400.000 euros que ella y Urdangarin hicieron al socio de éste en Nóos, Diego Torres, manifestó que le pareció bien aunque su relación con Torres y su esposa se limitó a compartir una comida y una cena. La duquesa de Palma negó que, como declaró una empleada de su casa, le ofrecieran pagarle en negro, aunque insistió en que jamás tuvo conocimiento de que el servicio doméstico era contratado a través de Aizoon.
En la misma línea, descartó tener nada que ver con que se cargaran a la sociedad común como gastos deducibles facturas de servicios y productos para su disfrute personal o de la familia porque nunca tomó partido en la administración. "Yo no me he ocupado de los gastos y las facturas, todo esto lo ha llevado siempre mi marido, realmente en casa teníamos repartidas las funciones y él se ha ocupado siempre de toda la parte financiera de la economía familiar", detalló.
En términos parecidos respondió doña Cristina al fiscal anticorrupción Pedro Horrach, a quien expresó nuevamente su confianza hacia Urdangarin, aunque admitió que no tenía "ni idea de lo que hacía con Aizoon". Horrach le inquirió acerca de si Urdangarin tenía alguna empresa fuera de España, a lo que respondió taxativamente que no. "No tenía nada fuera del país", dijo cuando Horrach mencionó concretamente Inglaterra o Suiza.