El expresidente de la ANC y diputado de JxCat, Jordi Sànchez, aseguró al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena que el independentismo tuvo "conversaciones con representantes del Gobierno de España" en los días previos al referéndum del 1 de octubre y que esos contactos, que dice tener guardados, no auguraban que se produjera la actuación policial de ese día.
"Hacían prever que podría haber en algún lugar alguna tensión, algún altercado, pero no lo que ocurrió el 1 de octubre, porque el propio auto de la juez hablaba de principio de proporcionalidad" de las fuerzas y cuerpos de seguridad, relató al magistrado el 11 de enero, según los fragmentos de la declaración publicados este miércoles por 'La Vanguardia'.
Sànchez aseveró que el referéndum "era un acto ilegal" y que las agresiones sufridas tanto por ciudadanos como por agentes policiales son lo peor que ha ocurrido en Cataluña en muchos años.
El líder soberanista preveía que la votación no tuviera validez porque, como ocurrió con el proceso participativo del 9N, una decisión del Tribunal Constitucional la habría anulado: "Haría que ese acto definido como referéndum no tendría consecuencias legales y que habría una acción proporcionada de oportunidad de los cuerpos y fuerzas de seguridad", que se encargarían de evitar incidentes.
Ante el magistrado, también defendió que no es partidario de la unilateralidad y que la declaración de independencia "no es el recorrido", algo que ya sostenía antes de ser encarcelado en Soto del Real, añadió.
También recordó que aunque hubo una declaración hecha por el Parlament el 27 de octubre, "no se publicó, o sea que tuvo la validez que tuvo".
Preguntado por la concentración ante la sede de la Conselleria de Economía de la Generalitat, en la que se dañaron vehículos de la Guardia Civil, atribuyó los primeros destrozos a "profesionales de la prensa" que se subieron a ellos para poder tomar fotografías, y aseguró que estuvo en contacto con el teniente del cuerpo, quien le dijo que había armas en los coches, por lo que voluntarios de la ANC crearon un cordón a su alrededor.
Declaró ante el juez que el teniente sabía que él y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, se iban a subir a los coches porque no disponían de megafonía para dirigirse a la multitud: "Se lo comuniqué al teniente y el mismo teniente me dijo que a los vehículos ya no les venía de ahí", aunque reconoció que no hubo autorización expresa.
Sànchez pidió a Llarena que lo pusiera en libertad, medida que le denegó, porque el mismo magistrado condicionó esta medida a que demostrara un cambio de actitud: "No sé cómo puedo demostrar desde Soto del Real lo que en el auto del 4 de diciembre usted plantea, que hay que demostrar una actitud".
"Le pido que me conceda este margen de confianza", le solicitó, y recordó que la formación con la que se presentó a las elecciones del 21 de diciembre, JxCat, no contempla en su programa la independencia unilateral, algo que sí incluía el de JxSí.