Indultos

José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal sobre Sánchez en el Liceu: "estaba convencido, no había vergüenza"

José Luis Martín Ovejero es experto en comunicación no verbal y ha analizado el discurso de Pedro Sánchez en el Liceu en el que confirmó el indulto para los nueve presos condenados a cárcel en el ´procés'.

Opinión José Luis Martín Ovejero

Publicidad

Vi a Pedro Sánchez muy convencido y muy comprometido con lo que decía. ¿Por qué? pues porque los gestos de sus manos -los gestos ilustradores- eran siempre coherentes con el mensaje verbal.

No tuvo gestos manipuladores, la mirada directa, no había miradas de vergüenza

Siempre fueron gestos coherente, los 25 minutos, eso no es fácil, no tuvo gestos manipuladores, la mirada directa no había miradas de vergüenza incluso cuando termina el discurso no da un paso atrás que muchas veces representa temor si no que da giro alrededor del atril y da un paso hacia adelante.

Discurso ensayado e interiorizado

"Se necesitan tres semanas para hacer un discurso muy bien improvisado, Mark Twain"

Lo tenía asumido, discurso muy ensayando y muy interiorizado. Decía Mark Twain que se necesitan tres semanas para hacer un discurso muy bien improvisado y creo que estamos en el caso.

Sobre la interrupción con gritos de amnistía

Fue un buen discurso porque incluso cuando hay un imprevisto reacciona muy bien, primero no hay activación muscular en la cara, no hay enfado, ni pena, ni asco, ni desprecio. Tiene una actitud muy fría e incluso amolda el discurso a lo que está pasando (los gritos de amnistía e independencia) para decir que todos podemos encontrarnos con personas que no estén de acuerdo.

La importancia del escenario

El escenario quería acaparar toda la atención en él, en el orador y el mensaje. Le acompañan exclusivamente tres banderas, la de Cataluña, España y Europa. Y hay un aspecto anecdótico: las lámparas que parecían sonrisas y que no estaban hechas para la ocasión pero resulta divertido.

El peor momento del discurso

La perfección no existe creo que la dedicatoria final fue el momento más débil porque en general le vi frío, preparado y poco emocional y aquí, cuando decimos "os queremos", lo normal -lo que te sale del alma- es hacer un gesto que acompaña que es llevarte la mano al corazón pero le faltó el gesto, no todo estaba preparado.