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Coronavirus

La reconversión de Pedro Sánchez en líder para una guerra... contra un virus

La invasión de la pandemia por coronavirus ha obligado a cambiar totalmente la agenda del Gobierno. Nada de lo anterior vale. Tampoco la estrategia de comunicación. Ahora se está en guerra, aunque sea contra un virus.

Hace poco más de 100 días, Pedro Sánchez sonreía tras el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno que había conseguido formar, el primero de coalición en la época moderna. En aquellos primeros momentos trató de evitar la exposición directa a la prensa y adoptó una distancia institucional.

Desde que se vio obligado a declarar el estado de alarma por el coronavirus ha hecho nueve comparecencias desde La Moncloa, con largas exposiciones de la situación a las horas de los informativos de televisión. Más de siete horas de emisión. Unas intervenciones utilizando un plano muy cerrado, de cercanía, con las banderas de fondo. Y con frases cargadas de expresiones como compatriotas, trabajar unidos, vencer, mayor enemigo, luchar, combate, victoria... Lenguaje bélico para definir un escenario a la medida de las necesidades estratégicas del Gobierno.

Para redondear el mensaje, ha utilizado frases que ya forman parte de la historia de los mensajes políticos. La del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cuando la crisis del 2008: "Haremos lo que haga falta". O la del presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy: "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país". O yéndose todavía más atrás, en la Segunda Guerra Mundial, la recordada frase del primer ministro británico, Winston Churchill: "Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor". Se ha utilizado tantas veces que tiene varias fórmulas.

Una estrategia de comunicación que se completa con otra fórmula clásica de las situaciones de crisis: no contestar a las preguntas de los periodistas más que con las respuestas preparadas.

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