El 20 de diciembre de 1973 ETA mata al presidente del Gobierno de Franco, Luis Carrero Blanco. Han pasado 44 años.
En el interior de un sótano de Madrid, ETA preparó el atentado contra Carrero Blanco. La banda terrorista excavó un túnel para colocar los explosivos de un atentado histórico.
José Luis Pérez recuerda cómo fue el ataque que, no solo mató al Presidente de Gobierno de la época, sino también a su padre, el hombre que conducía el coche de Carrero Blanco. "Hace 44 años que fue el atentado de mi padre. En la calle Claudio Cuello, cerca de donde tengo mi negocio y no me gusta pasar por delante", lamenta.
El atentado contra Carrero dejó otras dos víctimas que nadie recuerda. El padre de José Luis conducía el coche oficial del presidente, tenía 33 años, era funcionario del parque móvil y era padre de dos hijos. "Si querían matar a Carrero Blanco seguramente hubieran tenido muchas posibilidades de hacerlo en otro sitio y a él solo. ¿Qué culpa tenía mi padre y el inspector que iba de escolta?, lamenta José Luis.
ETA creyó haber dado un golpe al franquismo, convocó una insólita rueda de prensa donde presentaron el magnicidio como una hazaña. Carlos Totorika, el alcalde de Ermua, reconoce que "ante una dictadura monstruosa como la de Franco quien respondiera con las armas en muchas ocasiones era comprendido, alabado y respetado por muchos demócratas".
Luis Rodríguez Aizpeolea, un periodista, considera que "el atentado de Carrero Blanco le dio un prestigio a ETA nacional e internacional". Por su parte, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, señala que "fue un error entender que ETA era un movimiento antifranquista. Se equivocaron aquellos que en aquellos momentos estaban pensando que ETA quería conseguir la libertad".
'EL LOBO', EL PRIMERO EN INFILTRARSE EN ETA
Mikel Lejarza, 'El lobo', fue el encargado de seguir la pista de los terroristas. Fue el primer topo de los servicios secretos capaz de infiltrarse en la dirección de ETA y logró ganarse la confianza del comando que atentó contra Carrero. "El objetivo era acabar con ETA, lo tenía clarísimo. Si yo me meto aquí o pierdo la vida o lo consigo", señala.
Todavía hoy, a pesar del fin de la actividad armada, se siente amenazado por la banda. Su investigación permitió la detención del comando pero no llegaron a ser juzgados. "De todos esos etarras, los principales huyeron a Francia y había quedado los más inútiles de todos ellos, pero eran los que más fácil disparaban porque lo único que querían eran muertos", cuenta.